El 25 de octubre, y bajo la supervisión directa de Vladímir Putin, las fuerzas armadas rusas lanzaron varios misiles intercontinentales en una muestra de su capacidad para llevar a cabo una represalia masiva como respuesta a un ataque nuclear. En concreto, Moscú anunció que había lanzado un misil balístico intercontinental (ICBM) RS-24 Yars (SS-27 Mod. 2 en terminología OTAN) desde el cosmódromo de Plesetsk, un misil balístico desde un submarino (SLBM) patrullando por el mar de Barents y un misil crucero desde un bombardero estratégico (ALCM) Tu-95MS.
A pesar de la primera reacción alarmista de algunos gobiernos occidentales, en condiciones normales esto no debería suponer un aumento de la tensión internacional, dado que no es la primera vez que sucede. En todo caso, Washington y otras capitales occidentales han querido mostrar su condena contra Moscú por considerarlo un gesto inaceptable.
Desde hace tiempo, Rusia ha mostrado una firme voluntad…