En mayo de 2008, en un simposio organizado por el Washington Institute for Near East Policy, el director adjunto de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Donald Kerr, describió el contenido del que sería el primer PDB (presidential daily brief) presentado al presidente del país al día siguiente de su llegada a la Casa Blanca. La lista de asuntos relativos a la seguridad de EE UU que incluiría dicho documento (generalmente accesible a unos pocos privilegiados), comenzaría con Irak y Afganistán y seguiría con la carrera nuclear iraní, la situación en Líbano, cuya soberanía es minada por la política de Siria en aquel país, el conflicto palestino-israelí, la amenaza del terrorismo fundamentalista, etcétera. Con seguridad el primer PDB presentado a Barack Obama el 21 de enero incluyó todos esos asuntos, pero Kerr no pudo anticipar, por ejemplo, un acontecimiento que indudablemente fue incluido en el briefing: las secuelas de la guerra de Gaza en Israel, los territorios palestinos y la región en general. Como, por supuesto, no estaba en condiciones de prever los resultados de las elecciones israelíes del 10 de febrero, que sumieron a Israel en uno de los periodos de mayor incertidumbre de su historia y que reflejaron el papel predominante que desempeña en su sociedad el conflicto palestino- israelí.
Antes de su toma de posesión, Obama aseguró públicamente que desarrollaría una política agresiva para el logro de un acuerdo de paz permanente palestino-israelí, desde el momento mismo de su entrada en el Despacho Oval. Su primera entrevista televisiva fue concedida a un canal de televisión árabe, Al Arabiya, y ha sido un evidente mensaje de paz a los musulmanes. En su discurso a los funcionarios del departamento de Estado, Obama ha dejado claro que su administración está comprometida con la seguridad de Israel y que este país…