INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1069

#ISPE 1069. 5 febrero 2018

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El modelo ‘colaborativo’ creado en EEUU por compañías como Uber o Airbnb, sufre un duro golpe en Europa tras la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo.

Este dictaminó en diciembre que Uber, en teoría, una plataforma digital que intermedia servicios de transporte urbano, no es una mera firma de Internet sino una empresa de transporte como cualquier otra y que, por ello, debe adaptarse a la normativa regulatoria del sector.

Hasta Reino Unido, cuyas reglas y regulaciones suelen ser más flexibles que las del continente, le está dando la espalda. En 2017, la autoridad de Transporte de Londres (TFL) decidió no renovar la licencia de la compañía, que opera en 600 ciudades del mundo, argumentando que no es apta para el alquiler privado.

El alcalde londinense, Sadiq Khan, comentó que la capital británica quiere mantenerse en la vanguardia para ofrecer mejores servicios a sus residentes, pero recordó que la ley es igual para todos. Unos meses antes, un tribunal de apelaciones inglés afirmó que los conductores de Uber son empleados de la empresa y no trabajadores independientes o autónomos, como sostiene la firma y que, por ello, tienen derecho a un salario mínimo y vacaciones.

 

Según la sentencia Uber no es una mera firma de Internet sino una empresa como cualquier otra

 

En España, ante la presión de las asociaciones de taxistas, el ministerio de Fomento ha aprobado normas que prohíben a los vehículos de Uber captar clientes en vías públicas, aeropuertos o estaciones, una medida calificada de abusiva por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

El mayor problema de esas compañías –entre las que se incluye la francesa BlaBlaCar– es que los modelos online “colaborativos” inventados en EEUU afectan el núcleo mismo de sectores muy regulados, con fuerte presión impositiva y protegidos por…

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