‘Una Europa que protege’ ha sido el lema elegido por Francia y Alemania para denominar la nueva era en la que, en teoría, la Unión Europea tendrá como misión primordial resguardar el modelo social europeo.
Sin embargo, muchos creen que detrás del manifiesto franco-alemán sobre una política industrial europea para el siglo XXI, publicado en enero para buscar una nueva razón de ser de la UE, se ocultan intenciones proteccionistas e intervencionistas de crear “campeones nacionales” que compitan con EEUU y China.
Según el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, si la UE quiere mantenerse en la carrera industrial y tecnológica, “en otras palabras, si Europa quiere ser política y económicamente relevante en el mundo, debe tener una política industrial que “proteja nuestras inversiones y nuestras tecnologías, porque eso es lo que hacen Washington y Pekín”.
Los cambios tecnológicos han creado nuevas industrias, microelectrónica, Inteligencia Artificial… y han dejado obsoletas otras. Compañías que hace 20 años ni existían hoy están entre las mayores del mundo.
Pero Europa no va a tener fácil regresar al pasado intervencionista porque, entre otras cosas, Bruselas se opone. La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, cree que una compañía jamás podrá ser competitiva, eficiente e innovadora fuera, si no lo es primero en su propio país.
Muchos países miembros creen, por otra parte, que el proteccionismo merma la competitividad de las empresas y que será imposible coordinar políticas industriales en una UE cada vez más fragmentada y diversa.
Berlín y París, profundamente irritados con la decisión de Vestager de prohibir la fusión ferroviaria de Alstom y Siemens, tampoco van a dar su brazo a torcer. Alemanes y franceses están convencidos de que ante las prácticas desleales de sus rivales, la UE no tiene más remedio que imitarlos, ayudando a sus gigantes corporativos para…