El nuevo acuerdo comercial entre EEUU, Canadá y México (USMCA, por las iniciales de los tres países) firmado in extremis el 30 de septiembre, puede que no sea “el tratado comercial más importante jamás negociado por EEUU”, dijo Donald Trump al anunciarlo, pero sin duda será uno de los grandes legados de su mandato y probablemente su mayor victoria política.
Al filo de la medianoche del día 30, cuando ya casi se daba por hecho que el acuerdo sería solo bilateral, la ministra canadiense Chrystia Freeland logró superar las últimas diferencias con Robert Lighthizer, su contraparte en la negociación.
Las exportaciones de México a EEUU supusieron el 28% de su PIB en 2017, mientras que las de Canadá fueron el 19%. En sentido inverso, las de EEUU a México solo representaron el 1,3% y las de Canadá el 1,5%. En esas condiciones era casi imposible que David impusiera nada a Goliat.
El USMCA –que preservará el núcleo del Nafta para regular un comercio trilateral de 1,2 billones de dólares anuales– probablemente será firmado por Trump, el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto en la próxima cumbre del G20 en Buenos Aires y entrará en vigor en cuanto sea ratificado por las tres legislaturas nacionales.
Si los demócratas se hacen con el control del Congreso en las legislativas de noviembre, todo se puede complicar. Pero dado que el comercio trilateral se ha triplicado desde 1994 y que el nuevo texto incorpora cláusulas como el derecho a la sindicalización y mayores protecciones a la propiedad intelectual y al medio ambiente, defendidas siempre por los demócratas, al final Trump se saldrá con la suya.
Charles Schumer, líder de la minoría demócrata del Senado, ha elogiado a Trump por las “mejoras” introducidas. El pacto no es una…