La severa condena dictada por un tribunal de Baréin el 27 de junio contra cinco ciudadanos de confesión chií, mayoritaria en el país, va a escalar el enfrentamiento entre Arabia Saudí e Irán. Entre los condenados se encuentra el ayatolá Isa Qassim, al que Baréin ha privado de su nacionalidad acusándole de “crear un ambiente sectario y extremista”.
Los otro cuatro fueron acusados de pertenecer al grupo terrorista Brigadas Al Mokhtar y de tenencia ilícita de armas, por lo que han recibido condenas de 15 años de prisión y pérdida de la nacionalidad. Qassim estudió en las ciudades santas chiíes de Qom (Irán) y en Nayaf (Irak), por lo que su castigo ha sido recibido como una afrenta por la comunidad chií.
Tras las sentencia, el general Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Quds –la unidad de élite de la Guardia Revolucionaria iraní y ariete militar iraní en Irak y Siria–, amenazó a Baréin con desatar “una intifada sangrienta”. La sentencia refuerza la represión del rey Hamad Bin Isa Al Khalifa contra la comunidad chií, que estalló en una revuelta en 2011 bajo el impacto de la primavera árabe. Las protestas fueron aplastadas por fuerzas saudíes a las que el régimen de la dinastía suní Al Khalifa invitó a intervenir.
Riad se escudó en una decisión del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para “garantizar” la estabilidad de Baréin y la península Arábiga. En los enfrentamientos de 2011 murieron al menos 30 civiles y cinco policías.
El paso previo a la sentencia condenatoria fue la disolución, el 14 de junio, del partido opositor chií Sociedad Nacional Islámica Al Wafaq, del que Qasim era líder espiritual. El despojo de la nacionalidad a activistas es una práctica habitual en Baréin. Según Acnur, la agencia de la ONU…