La ofensiva del ejército sirio con apoyo aéreo ruso sobre Alepo, segunda ciudad del país y capital económica, demuestra que el régimen de Bachar el Asad ha recuperado la iniciativa militar sobre el terreno, lo que le permitirá regresar a la mesa de negociaciones en Ginebra cuando sus enemigos en Siria no tengan nada que negociar, salvo su rendición.
Tras eliminar a los rebeldes no yihadistas, su próximo objetivo será el Estado Islámico/Daesh con el apoyo –o la pasividad– de la comunidad internacional, que ante una guerra que dura ya un lustro podría terminar favoreciendo un final de horror a la tragedia siria antes que un horror sin fin.
Damasco y sus aliados rusos e iraníes han demostrado que no van a detenerse ante nada en pos de una victoria militar definitiva, incluido el uso masivo de bombas de fragmentación y de caída libre (no guiadas) contra la población civil y el asedio de una ciudad donde permanece medio millón de personas para rendirla por hambre si antes no claudica, lo que provocará una nueva oleada de refugiados hacia los países vecinos y Europa.
The Washington Post
En la reciente conferencia de donantes en Londres, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, reveló la impotencia de la coalición internacional liderada por Washington ante el empuje militar del régimen. Interpelado por miembros de la oposición siria que le demandaban armas y la creación de corredores para llevar ayuda humanitaria a Alepo, les contestó, según testigos presenciales: “Las cosas se van a poner peor aún. Esto continuará durante tres meses más y para entonces la oposición habrá quedado diezmada (…) ¿Y qué quieren que hagamos? ¿Ir a la guerra contra Rusia?”.
El Asad ha logrado mantener la cohesión interna del régimen y sus principales apoyos: la…