La probable salida a bolsa de Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, anunciada por Muhammad bin Salman, príncipe heredero sustituto, sería la mayor OPV jamás realizada, incluso si solo se privatiza el 5% de la compañía. Aramco, la mayor petrolera del mundo, tiene un valor estimado de 2,5 billones de dólares. Sus reservas de hidrocarburos alcanzan los 261.000 millones de barriles, diez veces los de ExxonMobil, la mayor petrolera privada, cuyo valor en bolsa es de 323.000 millones de dólares.
Aramco tiene además el monopolio de la producción de crudo de Arabia Saudí: diez millones de barriles diarios, más que la producción de todas las petroleras de Estados Unidos juntas. Dado que la compañía aporta el 90% de los ingresos fiscales del reino del desierto, la privatización sería de entre 5-10% para no perder su control. El gobierno podría limitarse a vender solo parte de algunas de sus filiales, como ya hizo con Sabic (1984) y Petro Rabigh (2008).
Según The Economist –el medio que el príncipe utilizó para revelar sus planes– Bin Salman está decidido a utilizar el colapso de los precios del crudo para impulsar las reformas de un Estado que cobra pocos impuestos y está habituado a conseguir la aquiescencia de sus súbditos con subsidios. De momento, el presupuesto para 2016 ya ha reducido las subvenciones al agua, la electricidad y la gasolina, que subió un 40% el 1 de enero. Los saudíes van a tener que pagar además un 5% de IVA en los productos no esenciales.
Incluso así, según el FMI, el Estado saudí tuvo un déficit de 87.000 millones de dólares sobre un total de gastos de 224.000 millones en 2015, en parte debido a que Riad ha aumentado el gasto militar del 7% del PIB en…