INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 965

#ISPE 965. 7 diciembre 2015

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La intensa presión de los bombardeos aéreos de varios países y las ofensivas de las milicias kurdas y chiíes sobre sus bastiones en Irak y Siria están forzando al Estado Islámico/Daesh a buscar nuevos centros de operaciones. Y parece haber encontrado uno perfecto a unos centenares de kilómetros al sureste de Sicilia: en la ciudad libia de Sirte, donde hoy controla una extensa franja costera de casi 250 kilómetros de largo.

En Sirte, según fuentes de inteligencia occidentales, se concentran hoy unos 3.000 yihadistas de una decena de países bajo el mando del iraquí Abu Alí al Anbari, un exalto oficial del ejército de Sadam Husein, lo que muestra que la ciudad está bajo el control directo de la cúpula del Daesh. El primer ministro francés, Manuel Valls, ya ha advertido que Libia puede ser el principal problema de seguridad en el Mediterráneo en los próximos meses.

La elección de Sirte como potencial capital alternativa del “califato” no es casual: Libia ha dejado de ser un país. Incluso la imagen habitual de los últimos años, según la cual habría dos gobiernos y dos parlamentos en Libia, es una mera ficción. En un país formado por decenas de tribus con intereses contrapuestos, hoy existe medio millar de milicias independientes que solo obedecen, en el mejor de los casos, a sus jefes naturales.

Esa situación anárquica es propicia para que una organización disciplinada y armada hasta los dientes como el Daesh consolide un baluarte inexpugnable, sobre todo si, como en Libia, tiene a un tiro de piedra las mayores reservas de crudo de África del Norte, rutas y terminales costeras para exportar  petróleo y gas, y donde proliferan mafias de traficantes de personas a las que puede imponer cupos para permitirles operar a sus anchas.

La situación interna…

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