La decisión del papa Francisco de pronunciar la mayor parte de sus discursos y homilías en su visita a Estados Unidos en castellano ha sido justificada por el jefe de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, por el insuficiente dominio del inglés del pontífice argentino. Sin embargo, muchos creen que el motivo real es defender a la comunidad latina del ala xenófoba del Partido Republicano, liderada por Donald Trump, que ha criticado a Jeb Bush, su rival en las primarias partidarias y casado con una mexicana, por hablar en español en algunos actos de campaña.

El propio cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, ha comentado que al hablar en español, el Papa reconoce “la importancia y el tamaño” de la población hispana del país. Al centrar varios de sus discursos en los derechos de los inmigrantes cuando la campaña presidencial ya ha echado a andar, sus pronunciamientos tendrán una influencia clave en su desenlace. Seis de los nueve jueces del Tribunal Supremo son católicos, como los son el 31% de los miembros del Congreso, frente al 22% de la población del país. El vicepresidente, Joe Biden, también es católico, al igual que seis de los candidatos republicanos, entre ellos Bush, Chris Christie y Marco Rubio.

Ningún candidato presidencial ha ganado unas elecciones sin el voto católico, que es abrumadoramente favorable a los demócratas entre los hispanos. En 2012, un 75% de ellos votó a Barack Obama, frente al 21% que votó por Mitt Romney. El 30% de los 68 millones de católicos del país son ya latinos, aunque solo hay 28 latinos entre los 270 obispos –y el 7,5% del clero–.

Al ponerse en contra a la comunidad latina, Trump se ha cavado su propia tumba política. En los últimos 30 años, los…