Los primeros inmigrantes chinos llegaron a Perú en 1849 desde Macao –por entonces territorio portugués– y otras localidades cantonesas. Los llamados “culíes” fueron llevados al país andino para trabajar como peones en las haciendas azucareras de la costa y construir los primeros ferrocarriles. Entre 1849 y 1874 llegaron alrededor de 100.000 cantoneses. Hoy sus descendientes, los llamados “tusán” (“nacido local”, en mandarín) forman parte de la élite empresarial peruana. La familia Wong, por ejemplo, fue propietaria de la mayor cadena de supermercados de Perú, hasta que en 2007 fue adquirida por la chilena Cencosud por 500 millones de dólares.
La segunda oleada de inmigrantes chinos llegó entre 1912 y 1949 y la tercera se prolonga hasta hoy, procedente de Hong Kong, Macao, Taiwan y las comunidades chinas de Malasia e Indonesia. Con el de San Francisco (California), el barrio chino de Lima es el más antiguo de las Américas. Todo ello da a Perú una ventaja comparativa intangible que explica que China sea hoy su primer inversor extranjero y principal socio comercial.
Los peruanos de origen asiático –incluidos los peruano-japoneses, los llamados “nisei”– representan entre el 10-20% de la población peruana. La firma en la última cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) en Pekín de varios convenios en materia educativa, medioambiental, de infraestructuras, minería y turismo, por el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo peruano, Ollanta Humala, ha dado bases más sólidas al acuerdo de asociación estratégica, que China solo tiene firmados en la región con Brasil y México, además del Perú.
Las inversiones de mineras chinas en el país suman unos 20.000 millones de dólares. MMG, Chinalco, Jiangxi, Zijin y Shougang están detrás de una tercera parte de las inversiones en la minería peruana, superando las de gigantes…