Nadie ha pagado un precio tan alto en la crisis del ébola como los encargados sanitarios de contener la epidemia. Los únicos casos de contagios producidos fuera de África se han producido en Estados Unidos y España, entre tres enfermeras que cuidaron a personas contagiadas en Liberia. En total, hasta ahora han sido contagiados 416 médicos y personal sanitario en África occidental; 233 de ellos han muerto.
Con una tasa de mortalidad del 70%, el ébola ha desbordado hasta las previsiones más pesimistas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países de la “zona cero”, Liberia, Sierra Leona y Guinea, podrían tener 10.000 nuevos contagios cada semana dentro de un par de meses si los esfuerzos de la comunidad internacional no rinden frutos. El Banco Mundial estima, por su parte, que a finales de este año, las pérdidas económicas provocadas por la enfermedad podrían alcanzar los 32.600 millones de dólares.
El presidente de Sierra Leona, Ernst Bai Koroma, ha declarado que su país necesita 750 doctores y 3.000 enfermeras más para luchar contra el virus. Según la OMS, solo hay 304 camas disponibles en Sierra Leona cuando necesita al menos 1.148 más. Liberia tiene 620 y necesita 2.930 adicionales.
La ONU solo ha recibido hasta ahora 250 de los 1.000 millones de dólares comprometidos por la comunidad internacional para la lucha contra el ébola. Sin embargo, en ese sombrío panorama hay varias señales alentadoras, como el éxito de Nigeria en evitar la propagación y la heroica labor de Médicos Sin Fronteras (MSF), que califica de “mortalmente inadecuada” la respuesta internacional. Según Brice de le Vigne, director de operaciones de MSF, el modo más efectivo de combatir la enfermedad es el despliegue de efectivos militares para construir centros de tratamiento.
Médicos sin Fronteras,…