Casi coincidiendo con la visita a Estados Unidos del primer ministro indio, Narendra Modi, y con la puesta en órbita alrededor de Marte del Maven, el tercer satélite de la NASA en el planeta rojo, India logró una hazaña tecnológica similar, al colocar el 1 de octubre su propio satélite –el Mangalyaan (artefacto marciano, en hindi)– en una órbita elíptica en torno al planeta, entrando así en un selecto club del que solo forman parte EE UU, la Unión Europea y Rusia.
El éxito indio es importante por varios motivos. En primer lugar, la Indian Space Research Organization (ISRO), la agencia espacial india, ha logrado ese triunfo con muy poco dinero: unos 73 millones de dólares, menos de lo que costó la oscarizada película Gravity, como ha recordado Modi. El coste del Maven ronda los 671 millones de dólares. En sus programas a Marte, que incluyen los dos vehículos Curiosity Rover que ya ruedan sobre el terreno del planeta, la NASA ha invertido unos 2.000 millones de dólares. De las 51 intentos para alcanzar el planeta, solo 21 han tenido éxito. India lo ha logrado al primero, algo que nadie había hecho antes. La duración total del proyecto indio ha sido de tres años, incluidos los nueve meses que le tomó al Mangalyaan alcanzar Marte.
La última misión marciana de la nasa tomó seis años. EE UU sumó cuatro fracasos y Rusia dos antes de culminar con éxito sus misiones al planeta rojo. China y Japón no lo han conseguido aún. Japón lo intentó en 1998, pero su satélite se perdió en el espacio en 2003. China lanzó un satélite a Marte en 2011 en una misión conjunta con Rusia, pero tampoco alcanzó su objetivo.
La misión interplanetaria más barata de la historia ha sido un éxito tecnológico,…