De los 11.944 artículos científicos publicados entre 1991 y 2011 por 29.083 autores de todo el mundo sobre el cambio climático, un 98,4% sostenía que el calentamiento atmosférico se debe a causas humanas; un 1,2% rechazó esa tesis y un 0,4% afirmaba que las pruebas no eran concluyentes. La concentración actual de CO2 en la atmósfera es de 400 partes por millón, el mayor nivel en varios millones de años. A ese ritmo, se alcanzarán las 800 partes hacia finales de este siglo.
Sin embargo, el asunto se ha ido desvaneciendo de la agenda europea debido a la crisis económica. La UE fue pionera en la lucha contra los gases de efecto invenadero al establecer el primer sistema de cap-and-trade, que establece un límite (cap) sobre el nivel de emisiones permitidas a un país o sector, fijando un precio por cada tonelada de CO2. El cap, regulado a través de los permisos, obliga a las empresas a hacerse más eficientes en su uso de la energía o comprar permisos de otras compañías o en el mercado abierto. En los últimos meses, el precio de esos permisos se ha desplomado, hasta menos de cuatro euros por tonelada de carbono, frente a los 40 que alcanzó en agosto de 2008, lo que desincentiva las inversiones en tecnologías verdes.
El 14 de abril, después de que el Parlamento Europeo rechazara reducir el número de permisos gratuitos para no aumentar los precios de la energía, el precio cayó hasta los 2,63 euros. En 2012, el comercio mundial de permisos de emisión, un 90% del cual se realiza en la UE, apenas llegó a los 62.000 millones de euros, frente a los 96.000 millones de 2011. Hoy emitir una tonelada de CO2 cuesta menos que una hamburguesa.
Como resultado, las empresas…