Después de que la Comisión Europea concediera 1.000 millones de euros al proyecto Human Brain Project (HBP), que pretende simular con un modelo cibernético el funcionamiento del cerebro, Estados Unidos se ha sumado a la carrera con un proyecto aún más ambicioso y revolucionario, que hará que la investigación neurológica se convierta en la próxima década en lo que fue el Proyecto del Genoma Humano (PGH) en la última.
En su último discurso ante el Congreso, Barack Obama anunció el proyecto Brain Activity Map Project (BAM), en el que se invertirán en los próximos 15 años unos 3.000 millones de dólares y que buscará diseñar un mapa detallado del funcionamiento del cerebro humano a escala molecular, lo que abrirá las fronteras de la innovación médica y tecnológica en ámbitos tan diversos como la cura de patologías nerviosas y desórdenes degenerativos como el Alzheimer, el Parkinson, el autismo y la esquizofrenia, y avances inimaginables aún en el campo de la inteligencia artificial (IA).
Entre 1990 y 2003 el PGH costó unos 3.800 millones de dólares. La inversión fue más que rentable. Según estimaciones oficiales, ese esfuerzo generó actividades económicas y avances científicos por valor de 800.000 millones de dólares, reduciendo un millón de veces los costes de la secuenciación genética, según estimaciones de George Church, genetista de la Universidad de Harvard y uno de los investigadores que propuso el BAM el año pasado.
Ante el Congreso, Obama subrayó que por cada dólar invertido en el PGH, se generaron 140 dólares en nuevas actividades económicas. En un artículo en la revista Neuron, Church describe los objetivos del BAM: cartografiar los circuitos neurológicos del cerebro utilizando la resonancia magnética y nuevas tecnologías como nanosensores, implantes de fibra óptica y células modificadas genéticamente para registrar la actividad de las neuronas.
Un mapa del cerebro permitiría…