El secuestro de niños para convertirlos en soldados es una práctica inhumana que existe en tres continentes. La ONU estima que su número puede llegar a los 300.000, la mayor parte de ellos reclutados en África subsahariana. La reciente condena por la Corte Penal Internacional (CPI) contra el congoleño Thomas Lubanga, y la reanudada persecución del líder del Lord’s Resistence Army (LRA) ugandés, Joseph Kony, alentada por un vídeo que se ha hecho “viral” en Internet, han puesto de manifiesto que esa ignominiosa actividad es aún habitual en vastas áreas del mundo.
Lubanga dirigía en la República Democrática del Congo (RDC) desde 2001 una milicia responsable de innumerables violaciones de derechos humanos en la región congoleña de Ituri, donde reclutaba a miles de niños para su ejército privado. Sus latrocinios continuaron hasta su captura, en 2009. Cuando la CPI inició un proceso global contra el secuestro de niños para utilizarlos como carne de cañón, Lubanga se convirtió en el primer acusado. Su condena ha sido la primera emitida por esa causa en la historia de la CPI.
Por su parte, el impacto mundial del vídeo Kony 2012, que ya ha sido visto por 100 millones de personas, ha obligado al gobierno ugandés a desmentir con hechos su presunta pasividad ante los crímenes de Kony. Editado por la ONG Invisible Children, el vídeo ha logrado llamar la atención sobre las atrocidades cometidas por Kony, pero sin contextualizar ni aportar un análisis serio sobre la situación general del país. El guión del vídeo no señala, por ejemplo, que el LRA ya no actúa en Uganda o que también las tropas del gobierno de Yoweri Museveni utilizan niños-soldado. Kony está buscado por la CPI por 33 crímenes de guerra. Según Unicef, el LRA ha secuestrado más de 50.000 niños en…