La decisión de Cristina Fernández de presentarse a la vicepresidencia en una fórmula que presidirá Alberto Fernández, jefe de gabinete de Néstor Kirchner, ha desconcertado a los analistas argentinos, que esperaban que la expresidenta encabezara la campaña peronista.
Por primera vez, un candidato a vicepresidente ha anunciado quién será el candidato a presidente. Y esa sorpresa podría no ser la última. Tras el teatral golpe de efecto de la exmandataria –un no, pero sí– se percibía el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder” de 1973, que permitió al fundador del justicialismo sortear el viejo veto militar a su candidatura.
Héctor Cámpora ocupó la presidencia durante 49 días, hasta que dimitió para que Juan Domingo Perón, su vicepresidente, asumiera el cargo. De hecho, al anunciar su candidatura, Cristina Fernández dijo que se colocaba en segundo lugar para “tener el honor de conducir los destinos de nuestra patria”.
Un editorial de La Nación recordó que Fidel Castro y Vladímir Putin utilizaron ardides similares para gobernar sin cortapisas formales y sin el agobio de la gestión diaria. En Página 12, el propio Fernández dijo tras su designación que “Cristina es el centro de la política argentina”.
Probablemente, los kirchneristas creen que un perfil más bajo de la candidata ayudará a calmar los mercados, al borde de la ansiedad crónica desde que se hizo factible el regreso al poder del kirchnerismo.
El actual riesgo-país señala un 50% de posibilidades de que Argentina caiga en default antes de 2024. Desde que gobierna Mauricio Macri, la deuda externa ha pasado de 157.000 millones de dólares a 278.000 millones. En diciembre de 2017, su gobierno anunció que el banco central elevaría su meta de inflación, dejando claro que en lugar de recortar el gasto público iba a imprimir dinero. A partir…