La decisión de Boeing de adquirir la división de aviones regionales de la compañía brasileña Embraer, por 3.800 millones de dólares, no ha sorprendido a los analistas de la industria aeroespacial, sector dominado por Boeing y Airbus en aviones de gran envergadura.
Pero en el segundo escalón del mercado –aparatos de menor tamaño– Embraer y la canadiense Bombardier han demostrado siempre una gran competitividad que los convertía en un irresistible objeto de deseo para los dos gigantes. En mayo, por ejemplo, American Airlines encargó a Embraer 15 aviones jets E175, por los que pagará 705 millones de dólares.
Desde que en octubre de 2017 Airbus se hizo con Bombardier, el otro gran jugador del segmento de aviones de 75 a 150 plazas, le tocaba a Boeing mover pieza. Su avión más pequeño es una versión del 737 para 126 pasajeros.
El tándem Airbus-Bombardier ya ha empezado a atraer una creciente cantidad de pedidos de aviones de la C Series, muy utilizados en vuelos internos y regionales, y rebautizada por el grupo europeo como A220.
Boeing intentó abortar la operación y presentó una reclamación por dumping ante el departamento de Comercio, con el argumento de que Bombardier había vendido 75 aviones a Delta a precios artificialmente bajos por la ayuda de subsidios estatales canadienses. Sin embargo, la US International Trade Commission, agencia federal independiente, desestimó la demanda. Al final, la única salida que le quedó a Boeing fue hacerse con el control de Embraer, la joya de la corona de la industria aeronáutica brasileña y fabricante de los populares E175, E190 y KC-390 de transporte militar, que compite con el Hercules 130 de Lockheed Martin.
Aunque la decisión última la tendrá el próximo gobierno brasileño que salga de las urnas en octubre, el memorándum de entendimiento firmado por Boeing y Embraer…