El modo en que Facebook deja a sus clientes –agencias de publicidad, consultoras…– utilizar la información personal de sus usuarios ha puesto en cuestión el modelo de negocio de la red social.
La compañía creada por Mark Zuckerberg es hoy la octava empresa más valiosa del mundo con sus 2.100 millones de usuarios. En el último caso conocido, la consultora política Cambridge Analytica (CA), vinculada a la campaña electoral de Donald Trump en 2016, pudo acceder a los datos de 50 millones de usuarios de la red para utilizar sus perfiles –ilegal, según todos los indicios– e inundarlos de propaganda electoral más o menos explícita.
Cuando tuvo que comparecer ante el Senado para dar explicaciones, Billy Long, senador republicano por Missouri, advirtió a Zuckerberg que el Congreso está siempre listo para “reaccionar y hasta sobrerreaccionar”.
Una mayoría de los encuestados desconfía ya de las redes sociales. Desde junio de 2017 la base de usuarios de Facebok en EEUU no crece. Este año por primera vez caerá su porción del mercado publicitario digital.
Facebook vale en bolsa unos 493.000 millones de dólares, aunque solo tiene 14.000 millones en activos físicos; es decir, su valor es intangible y, por tanto, potencialmente efímero, sobre todo si se convierte en una especie de servicio público regulado. Solo entre el 6 y el 21 de marzo sus acciones cayeron un 8,5%, de 185 a 155 dólares, por temor a que el Congreso tome decisiones lesivas para la compañía y su modelo de negocio. Pese a que Facebook ha remontado –ahora está en 165 dólares–, sus accionistas han perdido casi 70.000 millones de dólares desde que se hizo público el caso de CA. Y no va ser el último.
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