La Unión Europea ha dado el paso más importante en el ámbito de la defensa y la seguridad colectiva en décadas tras el lanzamiento en Bruselas de la Cooperación Estructurada Permanente en materia militar (Pesco) realizada por los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa de 23 de sus 27 países miembros.
Los 23 reforzarán e integrarán las labores defensivas en momentos en los que Europa vive su mayor crisis de seguridad exterior desde el fin de la guerra fría. La anexión rusa de Crimea, las críticas de Donald Trump a la OTAN y el Brexit –que ha permitido a la UE desembarazarse del lastre de las reticencias de Londres a esquemas militares ajenos a la Alianza Atlántica– han acabado con las dilaciones europeas.
Los primeros proyectos de la Pesco se aprobarán en diciembre, entre ellos la creación de un comando sanitario europeo y varios centros de conexión logística para el transporte de tropas y equipamiento. Los objetivos primordiales son reducir la dependencia militar de EEUU y hacer viables proyectos militares comunes como el desarrollo de una nueva generación de tanques mediante la creación de consorcios europeos y economías de escala.
El gasto europeo en defensa está poco coordinado. Los países de la UE operan con 127 sistemas de armamento diferentes, frente a los 27 de EEUU. En la actualidad, la Fuerza Aérea de EEUU tiene un solo cazabombardero: el F-35. La Unión fabrica tres: el Rafale francés, el sueco Gripen y el Eurofighter de Airbus.
El Pentágono usa solo un tanque, el M1 Abrams de General Dynamics, mientras que los europeos tienen 19 tipos distintos. La Comisión Europea estima que la unificación del mercado de la defensa supondría un ahorro conjunto inmediato de 26.400 millones de euros al año.
Con la Pesco, los países signatarios –excepto Dinamarca, Irlanda, Malta,…