INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1056

Tributo a la periodista y bloguera Daphne Caruana asesinada con un coche bomba. Malta (19/10/2017). MATTHEW MIRABELLI / AFP / GETTY

#ISPE 1056. 30 octubre 2017

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La muerte de la periodista de investigación maltesa Daphne Caruana ha recordado que la libertad de prensa no está garantizada ni siquiera en la Unión Europea.

Caruana fue asesinada con una bomba lapa adosada a su coche, poco después de escribir en su blog Running Commentary, que los delincuentes “estaban por todos lados” y que la situación en la isla era “desesperada”.

Desde 2015 se han cometido cinco asesinatos por coches bomba en Malta que han quedado impunes hasta ahora. Todos fueron ajustes de cuentas entre miembros del crimen organizado –siciliano, calabrés, ruso, maltés…– que se disputan los múltiples negocios turbios que florecen en la isla a la sombra del boom económico (el PIB creció un 5,5% en 2016): lavado de dinero, casinos online, venta de pasaportes a oligarcas rusos, banderas de conveniencia a navíos de procedencia oscura y drogas.

No obstante, esta es la primera vez que se atenta contra una figura pública, convertida en la conciencia crítica de un país de 540.000 habitantes por sus denuncias de corrupción. La magnitud de la explosión fue un claro mensaje intimidatorio para quienes se atrevan a seguir sus pasos. Caruana simplemente sabía demasiado. Pese a condenar el crimen quienes estuvieron en su punto de mira –sobre todo el primer ministro, Joseph Muscat, y el jefe de la oposición, Adrian Delia–, es un secreto a voces que la noticia fue recibida con beneplácito en las altas esferas de La Valetta.

El crimen llevó el sello profesional de los asesinatos a sueldo que se cometen en Rusia y otras repúblicas exsoviéticas. La bomba lapa que mató al reportero bielorruso Pavel Sheremet el año pasado en Kiev, fue de un tipo y una potencia similar a la que mató a Caruana.

Con el macabro asesinato en Dinamarca de la periodista Kim

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