Las negociaciones sobre el Brexit avanzan de forma lenta pero inexorable, por lo que la Comisión ya ha comenzado a barajar opciones para compensar la pérdida de las contribuciones británicas al presupuesto comunitario.
El balance promete ser oneroso para los 27. Y especialmente para los que hasta ahora han sido beneficiarios netos de los fondos estructurales y de cohesión. No debería extrañar. Reino Unido es la segunda economía europea, por lo que sus aportaciones dejarán un agujero difícil de cubrir. Si el presupuesto comunitario se cifra aproximadamente en el 1% del PIB conjunto de la UE –a partir de la suma de las contribuciones proporcionales de los Estados miembros, los porcentajes en la recaudación del IVA y el cobro de tasas de aduana–, la contribución británica se acerca al 12%.
Según el comisario de Presupuestos, Günther Oettinger, la retirada británica creará en la UE un agujero presupuestario de entre 10.000 y 12.000 millones de euros para sus próximas perspectivas financieras y tendrán que ser compensados con el aumento de las contribuciones nacionales y otras medidas recaudatorias difíciles de consensuar.
Todo apunta a que el capítulo relativo a los derechos ciudadanos –que debe proporcionar seguridad jurídica a los más de tres millones de europeos que viven en suelo británico y a 1,2 millones de británicos residentes en territorio comunitario– será el primero en ser aprobado, por razones políticas.
Frentes de negociación
La estrategia negociadora acordada ha quedado dividida en tres frentes que concuerdan con el deseo inicial de Londres de elevar las negociaciones al máximo nivel político, frente a las preferencias europeas de otorgarle un perfil esencialmente técnico para evitar fricciones innecesarias, pero que al final van a ser ineludibles por lo mucho que está en juego.
El capítulo dedicado al restablecimiento de una frontera común entre Irlanda y…