INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1038

ISPE 1038. 12 junio 2017

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En 1988 la Organización Mundial de la Salud (OMS) se planteó el objetivo de erradicar por completo la polio, en un momento en que esa enfermedad dejaba paralizados a alrededor de 350.000 niños al año en todo el mundo. Hoy el virus de la polio solo se encuentra en Afganistán, Nigeria y Pakistán. En 2016 se identificaron únicamente cinco casos en esos tres países.

La OMS ya había logrado algo similar con la viruela, la primera enfermedad endémica erradicada gracias a campañas sanitarias en la historia de la medicina. La paradoja es que esos éxitos pueden causar a la organización problemas de financiación internacional, al generar la impresión de que ya no es tan necesaria como antes.

 

La OMS financia gran parte del presupuesto de sanidad de países africanos cuyo gasto militar multiplica varias veces el de salud

 

Sus 194 países miembros eligieron el 23 de mayo, por primera vez mediante un voto universal y directo desde su fundación en 1948, al nuevo director general, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, el primer africano y el primero que no es médico de profesión. Hasta ahora, los directores de la OMS eran elegidos en un proceso a puerta cerrada por los 34 miembros de su comité ejecutivo, formado por los ministros de Salud de EEUU, Reino Unido, Alemania, Japón, Francia y China, los mayores donantes, y los miembros rotatorios de países en desarrollo. Ese opaco proceso se prestaba a todo tipo de manipulaciones políticas, intercambio de favores e incluso sobornos. Este año, tras la campaña mundial de los tres candidatos –Tedros, el británico David Nabarro y la pakistaní Sania Nishtar–, la Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de decisión de la OMS, eligió en tres rondas de votación al exministro de Salud y de Asuntos Exteriores etíope…

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