Estados Unidos lleva décadas escribiendo historias de éxito corporativas, pero la saga de Amazon excede todo lo conocido hasta ahora. Creada en 1995 para vender libros por Internet, le han bastado 22 años para convertirse en la compañía de distribución más grande y valiosa del mundo. Los libros son hoy solo una pequeña parte de sus ventas en comercio electrónico. Pero eso sí, en EEUU vende la mitad de todos los libros, sean en papel o en e-books. Su dominio del sector –propulsado por el lanzamiento de la tableta Kindle en 2007– es tal que ha bajado márgenes y precios e impuesto sus condiciones a escritores y editoriales.
Pero ya no hay producto que no se venda en Amazon, desde electrónica de consumo a muebles pasando por cosmética, ropa, música y hasta alimentos, todo ello en un proceso in crescendo que está reestructurando el sector del retail. Y no solo en EEUU, donde la tendencia a comprar online está acabando con los centros comerciales convencionales.
Aunque los analistas insistían en que la venta de ropa por Internet no era viable por la preferencia de los clientes a probarse las prendas in situ, Amazon tiene una posición cada vez más dominante en este tipo de venta, probablemente porque muchos consumidores se la prueban en las tiendas y luego la compran en Amazon para aprovechar sus descuentos.
En 2016, su facturación textil alcanzó los 22.000 millones de dólares, lo que significa que ya tiene el 6,6% del mercado de prendas de vestir de EEUU. Algunos creen que puede llegar al 16% en 2021. Entre sus líneas de negocio tampoco ha quedado fuera la compra semanal: Fresh, su servicio de venta y entrega de productos frescos, no deja de crecer.
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