¿Qué ha cambiado el 12 de junio? La espontaneidad de las manifestaciones, la brutalidad de la represión y las declaraciones de la élite político-clerical han puesto al descubierto las fracturas de la República Islámica y la fuerza de una juventud consciente de vivir en el siglo XXI.
Cada elección presidencial en la República Islámica de Irán desde 1997 ha significado un desafío para los analistas por los resultados inesperados y las consecuencias políticas internas e internacionales que generaron. Esta ocasión no ha sido distinta, y los resultados de los comicios presidenciales del 12 de junio han provocado una oleada de manifestaciones internas de rechazo a los datos que otorgan la victoria al actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, mostrando, cuanto menos, que existe una división notable tanto entre la sociedad como en la propia élite política iraní. A la hora de cierre de este artículo aún no se había emitido la respuesta del Consejo de Guardianes ante las reclamaciones presentadas por los candidatos perdedores, Mir Hussein Musavi y Mehdi Karrubi, aunque sí se había pronunciado el líder espiritual, Ali Jamenei, en el sermón del viernes 19 de junio en la Universidad de Teherán.
El presente artículo, escrito durante una estancia en Irán destinada a observar el proceso electoral y finalizado horas antes de salir del país, analiza las elecciones, desde la campaña hasta las primeras consecuencias internas que han provocado los resultados oficiales conocidos, las posteriores reclamaciones y manifestaciones, las declaraciones de Jamenei y las reacciones posteriores. Sin perjuicio de cómo evolucione la situación política y se resuelva la tensa relación entre fuerzas enfrentadas social y políticamente, Irán recordará estas elecciones presidenciales como las más extraordinarias de su historia republicana.
Por todo lo ocurrido durante la campaña, en los 20 días previos al 12 de junio, la intensa y participativa jornada electoral,…