Las difíciles, complejas y contradictorias circunstancias políticas y económicas que han vivido España e Iberoamérica produjeron en los años sesenta y setenta una empobrecida situación de las relaciones económicas, financieras e industriales entre estos países. Han sido tres las circunstancias destructivas: la existencia de sistemas políticos antidemocráticos, una teoría y práctica económica de corte proteccionista y una visión hipernacionalista de las relaciones interlatinoamericanas.