En la OCDE las mujeres alcanzan niveles educativos más elevados, muestran actitudes hacia la vida académica más positivas y un mejor rendimiento académico. Sin embargo, los chicos se muestran más seguros de sí mismos y eligen estudios con mejores perspectivas laborales.

La educación conduce, entre otras cosas, a tener una mejor posición en el mercado laboral y un nivel de renta más elevado. Además, los individuos con un mayor nivel educativo estiman que disfrutan de una mejor salud y están más implicados en la vida política del país. Por esta razón, para entender la situación de la mujer en la sociedad actual, es vital analizar su rendimiento académico y nivel educativo logrado y, sobre todo, su transición hacia el mercado laboral y nivel de destrezas adquiridas a lo largo de la vida. Gracias al esfuerzo colectivo de gobiernos, expertos y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), hoy disponemos de numerosos indicadores educativos que nos permiten analizar rigurosamente estas cuestiones desde una perspectiva internacional.

En general, las niñas muestran un mejor rendimiento académico y unas actitudes más positivas hacia el colegio, lo cual se ve parcialmente reflejado en las pruebas estandarizadas, en las que las chicas aventajan claramente a los chicos en comprensión lectora (si bien los chicos siguen mostrando cierta ventaja en matemáticas) y en el nivel educativo finalmente logrado. Sin embargo, y aquí radica la paradoja, dicha ventaja apenas se ve reflejada en el mercado laboral, donde la mujer muestra tasas de empleo y salarios inferiores.

Expondremos a continuación dicha paradoja describiendo la posición de la mujer dentro de las distintas etapas formativas y laborales: rendimiento escolar, nivel educativo, competencias de los adultos y mercado laboral. Para ello, utilizaremos datos e informes de la OCDE, principalmente PISA y el Panorama de la Educación, a fin…