Durante décadas el vínculo transatlántico promovió una política económica basada en derribar las fronteras al libre comercio y aprovechar los costes de producción más baratos allí donde estuvieran. El mercado explotó estas oportunidades generando un gran ciclo de globalización que extendió el crecimiento económico por los países emergentes y permitió controlar los problemas históricos de inflación en las economías avanzadas. A medida que crecían las relaciones económicas aumentaba la vulnerabilidad de los países occidentales, tanto en términos de desindustrialización, dependencia de las importaciones y diseminación de tecnología punta. Esta carrera ha terminado bruscamente y el mundo está ya inmerso en un nuevo ciclo de confrontación política y económica.
La Unión Europea, como ocurre habitualmente, va con retraso en la adaptación a los cambios internacionales, pero finalmente la Comisión Europea ha lanzado la propuesta de la Estrategia Europea de Seguridad Económica. La Estrategia no sólo busca mejorar industria de defensa y evitar…