En los mercados financieros, como en las carreteras, los accidentes a alta velocidad son más graves. Echar un poco de gravilla en el asfalto de las carreteras financieras para reducir la velocidad puede favorecer la estabilidad del sistema financiero y, con ella, su eficiencia.
Lo más rápido no siempre es lo mejor, ni lo más eficiente. ¿A quién le gustaría que su cita con el médico durara 30 segundos? ¿O una botella de vino que caducara a las tres horas? Pero una adicción a la velocidad se ha apoderado de los mercados financieros. El tiempo durante el que se mantiene un valor financiero en las carteras se acorta rápidamente. En el Nasdaq se realizan operaciones en 250 microsegundos (un microsegundo es una millonésima de segundo). ¿Qué ocurre? La explicación está en la negociación de alta frecuencia (High Frequency Trading o HFT en inglés) que se extiende por los mercados financieros como un virus.
El volumen negociado en los mercados por estos “operadores” alcanza un peso e importancia alarmantes, más aún cuando el desconocimiento acerca de la actividad de los HFT y sus implicaciones es grande entre los supervisores, y casi absoluto a nivel de los pequeños inversores y de los ciudadanos en general.
Los reguladores y supervisores empiezan a prestar atención a este asunto, que tiene importantes implicaciones para el correcto funcionamiento de los mercados e incluso para la estabilidad financiera. El malestar entre muchos inversores, en este sentido, es creciente.
El artículo hace un repaso sobre el fenómeno de los HFT y defiende la urgencia de avanzar en su regulación estricta, cuando no en su prohibición o limitación…