Ante la amenaza de restricciones en el espacio público, un simple baile ha adquirido un sentido contestatario
Al principio fue el Verbo digital. Si algunos se han sentido tentados a parafrasear la palabra evangélica para describir el prólogo de las primaveras árabes, hay que reconocer que su enjambre regional se debe en parte al sesgo digital y, en particular, al “meme de internet”. Este anglicismo, que califica a un fenómeno reproducido y difundido en masa por internet, puede aplicarse a una frase, a un tuit o incluso a un vídeo que recorre la red en un tiempo récord. El último fenómeno viral del momento: el “Harlem Shake”, un baile caótico nacido en las años ochenta en Nueva York, y recuperado en febrero de 2013 por cuatro estudiantes, y luego por miles de internautas de todo el mundo. Como en cualquier meme, este ha hecho caso omiso de las fronteras. Así, al cruzar las puertas de Túnez, el divertido baile ha sufrido una curiosa declinación: su politización. Y lo ha hecho hasta tal punto que la coreografía parece improvisarse como subversión contestataria.