Los políticos palestinos han estado inmersos en conflictos internos desde el comienzo del siglo XX. El odio de los palestinos hacia los terratenientes árabes (a menudo sirios) que vendían enormes extensiones de tierra a los judíos sionistas, ha sido causa de habituales reacciones violentas entre los campesinos. Esto se ha reflejado en la desaparición del fez que los terratenientes usaban con orgullo junto con la kufiya de los felah o campesinos. Este conflicto se recrudeció por el enfrentamiento, en los años treinta, entre dos clanes de Jerusalén. Por un lado, los Husseini, más alineados con las fuerzas del pueblo y, por otro, los Nashashibi que trataron de introducir un sistema de partidos más occidental que dependía más de los intelectuales y de las élites. Triunfaron los Husseini, con Hay Amin Husseini, el mufti de Jerusalén como el líder no electo de los palestinos hasta la Nakba (la catástrofe que dio lugar a la dispersión de los palestinos y a la creación del Estado de Israel en tierras palestinas).
Aprendidas las lecciones derivadas de estas disputas familiares, los jóvenes palestinos intentaron crear un movimiento que sorteara a los partidos políticos. A mediados de los años sesenta, Yasir Arafat y otros estudiantes universitarios crearon el Frente para la Liberación de Palestina (Al Fatah) insistiendo en que no era un partido político sino un movimiento aglutinante. Al Fatah triunfó al atraer desde los nacionalistas palestinos del ala conservadora islámica cercana a los Hermanos Musulmanes hasta el ala izquierda de los comunistas. La clave fue el acuerdo sobre un fin único: la liberación de los territorios palestinos ocupados. Mientras más tarde Al Fatah acordaba unirse a la Organización para la Liberación de Palestina, que incluía tanto a las facciones marxistas como a las panarabistas, el concepto de partido político con una ideología específica era…