POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 157

Globalización y nivel de vida de los trabajadores

Theodore Moran
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La inversión extranjera directa y las multinacionales rigen la economía global. Su impacto en el trabajador, pese a la explotación en los países en desarrollo y la pérdida de empleo en los desarrollados, es positivo: mejores salarios, apuesta por sectores avanzados y prosperidad local.

Desde que Adam Smith publicara La riqueza de las naciones en 1776, se ha formado a académicos y políticos en el importante papel desempeñado por el comercio a la hora de mejorar el nivel de vida y elevar los ingresos de los trabajadores en todo el planeta. En el mundo de hoy, el comercio se ha transformado en comercio-inversión. La inversión extranjera directa (IED) ha crecido en las pasadas tres décadas hasta convertirse en fuerza capital de la actividad económica global. El PIB mundial se ha cuadruplicado y los flujos comerciales bilaterales se han sextuplicado desde 1980, pero la IED se ha multiplicado por 20, cuando era ya razonablemente común. Hoy, las ventas globales de las filiales de corporaciones multinacionales en el extranjero doblan, aproximadamente, la cantidad total de las exportaciones mundiales, lo que hace a los inversores extranjeros el factor más importante en la provisión de bienes y servicios en todo el mundo, por encima de los agentes comerciales. Dentro del ámbito comercial, las multinacionales son protagonistas indiscutibles en las transacciones en régimen de plena competencia y un tercio de los movimientos de bienes y servicios transnacionales tienen lugar en el seno de redes intracorporativas. En conjunto, las multinacionales son responsables del 80 por cien del flujo transfronterizo total de bienes y servicios, ya sean transacciones entre sucursales o parte de la cadena de suministro. Las multinacionales se arrogan alrededor de la mitad del presupuesto mundial de I+D y más de dos tercios de ese presupuesto en el ámbito empresarial. El grueso de los flujos…

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