Durante toda su infancia escucharon hablar de la crisis permanente, pero la entrada en el mercado laboral de las nuevas generaciones ha sido generalmente plácida en el Norte global. La situación de la llamada GenZ (nacidos entre 1997 y 2012) ha cambiado drásticamente en comparación con los mileniales. La tasa de paro en el mundo desarrollado a la que se enfrentan es inferior al 13%, la más baja registrada en más de medio siglo.

Las expectativas no pueden ser mejores. Los países ricos han dejado atrás finalmente los más de quince años de crisis y estancamiento económico, liderados por Estados Unidos y una nueva política económica basada en la relocalización de la producción, la autonomía estratégica y la inversión pública.

Por si fuera poco, han entrado al mercado laboral en un momento en el que hay una gran demanda de profesionales STEM para alimentar las nuevas tecnologías, desde la digitalización, el “big data” o la Inteligencia Artificial. La escasez de trabajadores con esta cualificación es una hoja de ruta para que los jóvenes elijan sus estudios y también una garantía de que sus salarios aumentarán cuando salgan de la universidad.

Es una situación que contrasta radicalmente con la de los mileniales (nacidos entre 1981 y 1996), que entraron en el mercado laboral coincidiendo con las dos mayores crisis económicas que ha vivido el mundo en casi un siglo. Ellos tuvieron que enfrentarse a una tasa de paro juvenil que superó el 20% en los países de la OCDE, siete puntos por encima.

Un informe reciente de la Reserva Federal señala que la generación Z supera a todas las anteriores en ingresos medios. Es cierto que esta cifra está muy afectada por la incorporación de la mujer al mercado laboral (en las generaciones previas a los mileniales su participación seguía siendo…