Es uno de los países más prósperos, democráticos y liberales, pequeño en tamaño pero grande en vanguardia y tolerancia: las drogas blandas, la prostitución, el aborto o la eutanasia están legalizados y los homosexuales disfrutan de una igualdad total. Estas son solo algunas de sus envidiadas libertades. En los Países Bajos se entrelaza la tradición, la innovación, la modernidad y el consenso, al que tienen gran apego sus políticos y sus ciudadanos. ¿Qué ha pasado para que la escena política haya sido secuestrada por un partido y un líder con los que muchos neerlandeses no quieren verse asociados?

Desde hace años, la polarización está poniendo a prueba a su sociedad, cada vez con más desapego hacia los partidos políticos tradicionales. Su luminosa tolerancia y su liberalismo se han visto ensombrecidos por el aumento de la extrema derecha de Geert Wilders, en la estela de los claroscuros de su pintor más famoso, Rembrandt, maestro de las luces y las sombras. Decía Rembrandt que “sin una atmósfera, la pintura no es nada” y parece que el cambio de atmósfera que se ha producido en los Países Bajos podría acabar cambiando el cuadro del país al que están habituados propios y extraños.

En esta sociedad liberal y tolerante ha germinado la semilla del populista de ultraderecha Geert Wilders, su Partido de la Libertad y su mensaje centrado en la migración y el islam. Aunque su victoria no es suficiente para gobernar en solitario, es un desafío para el país y para Europa. El humanista neerlandés por excelencia, Erasmo de Rotterdam, advertía que más vale prevenir que curar. Parece que sus paisanos no han sabido prevenir ese aumento de la extrema derecha.

Pim Fortuyn y Theo Van Gogh

Uno de los hechos que empezó a dibujar el destino de Wilders fue el asesinato,…