En los últimos años, la fuga de cerebros ha aumentado considerablemente en los países del Magreb central (Argelia, Marruecos y Túnez). Afecta, de hecho, a los más cualificados: médicos, ingenieros y profesores universitarios. Las estadísticas más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre emigrantes cualificados muestran que, en 2010/2011, el porcentaje de emigrantes con estudios superiores era un 16,6% del total para Marruecos, un 20% para Túnez y un 21,1% para Argelia (OCDE, 2016). Aunque, este porcentaje no es alarmante en comparación con otros países del mundo, sigue generando un importante y progresivo déficit de capital humano necesario para el crecimiento económico. Y podría ser mayor para algunas titulaciones.
Parece, además, que la rápida evolución de este fenómeno, como consecuencia de los cambios políticos y económicos que se han sucedido en la región, podría agravar esta hemorragia. Es cierto que, en la actualidad, debido a la falta de series cronológicas suficientes, los datos estadísticos disponibles no nos permiten evaluar el alcance de este fenómeno, ni calcular su efecto de manera eficaz. Pero las pocas estadísticas y los estudios recientes sobre determinadas categorías de emigrantes dan la voz de alarma para estos países. Por ejemplo, en un estudio publicado en 2016, el sociólogo argelino Mohamed Saib Musette muestra que, en 2010, el 20% de los emigrantes magrebíes (alrededor de 800.000) eran trabajadores cualificados, frente al 10% del total de emigrantes en 1990. El autor hace hincapié en el hecho de que la emigración de talentos magrebíes está aumentando a un ritmo acelerado.
Esta velocidad difiere también de un país a otro. Argelia registra el mayor aumento, de ahí que la proporción de emigrantes argelinos cualificados se multiplique por más de cuatro, seguida por Túnez, con el doble de talentos migrantes y, por último, Marruecos, que…