Una estrategia macroeconómica de mayor cooperación e integración entre Francia y España permitirá continuar ampliando la ventaja competitiva de las relaciones a escala microeconómica entre ambos países. Como socio de primer orden, Francia debe ser un interlocutor preferente.
Las empresas españolas y francesas mantienen una relación privilegiada. Francia es el primer socio comercial de la economía española tanto por intensidad de las relaciones como por la calidad de las mismas. En el medio y largo plazo, la presencia internacional de ambos países tiene uno de sus pilares en la mutua capacidad para llevar más lejos sus relaciones empresariales en el contexto de la Unión Europea.
La importancia de Francia en la economía mundial es destacada. Por tamaño de su PIB es la quinta economía mundial, por detrás de Estados Unidos, China, Japón y Alemania. En términos comerciales de bienes y servicios también ocupa la quinta posición. Su peso en el comercio es algo superior al 3,5 por cien del total mundial, una cifra por encima de la dimensión relativa de su población (inferior al 1 por cien) o de su PIB (por debajo del 3 por cien del total). En materia de Inversión Extranjera Directa acumulada, Francia se sitúa en el tercer puesto como emisor y receptor de inversión. Desde el punto de vista político Francia es un país tremendamente influyente con presencia en los principales foros internacionales (G-8, G-20, UE, etcétera). Para España, la influencia de Francia es, si cabe, todavía superior por factores geoestratégicos, económicos y culturales…