La mayor fiscalidad empresarial tiene un coste evidente en el empleo y la inversión, favoreciendo una caída de la productividad, al margen de cuestiones tan problemáticas como el impacto positivo de niveles altos de fiscalidad empresarial en la economía sumergida.
Soy de los que creen que la crisis que algunos denominan Gran Recesión aún nos amenaza. Y esta, se advierte de forma especial en las economías en desarrollo, siendo las latinoamericanas las de mayor potencial de riesgo económico a futuro. Bien sea, por la debilidad del comercio mundial, la caída de los precios de las materias primas, el potencial impacto a corto plazo de los ajustes pendientes en muchas de estas economías, o por la creciente tensión política (y social) en muchos países. Todo ello configura un escenario complejo y difícil para que los gobiernos sigan adelante con las reformas estructurales pendientes. Y dentro de ellas, las fiscales. ¿De qué tipo de reformas hablamos? Reformas que faciliten un crecimiento económico sostenible y al alza a medio plazo…