El Oriente Medio árabe está inmerso en el electoralismo y en lo que el autor llama fetichismo electoral. Pero ¿rompen las elecciones árabes los monopolios políticos de los partidos dirigentes, las cámaras dirigentes y dogmas sectarios y étnicos? ¿Producen futuras sociedades y líderes políticos? Por último, y no menos importante ¿debilitan las elecciones estrechas lealtades a tribus, sectas, familias e ideologías y promueven valores compartidos y el aprendizaje democrático?