Rusia es una gran potencia en muchos aspectos, sobre todo por ser poseedora de una extensión geográfica que le ofrece recursos naturales en abundancia, una situación geoestratégica privilegiada entre dos continentes, situándose entre los dos grandes bloques económicos, China y Estados Unidos-Unión Europea, un brazo militar poderoso y una influencia política y cultural nada despreciable.
A pesar de los muchos elementos que Rusia tiene a su alcance para proyectarse, una vez superada una fase dubitativa pos desintegración de la URSS en la que bien podría haberse integrado de algún modo al entonces bloque occidental, tras una poco propicia política de los países OTAN para acercarla a Occidente, ha optado por desarrollar su peso militar global para mantener vivo el proyecto de la Gran Rusia que sustenta en buena medida el régimen autocrático de la era Putin.
Rusia es muy probablemente la segunda potencia militar del mundo, tras Estados Unidos. Y ello a pesar de que su presupuesto militar de poco más de 65.000 millones de euros, se encuentre a gran distancia del estadounidense (800.000 millones de dólares), del europeo (233.000 millones) o del chino (293.000 millones). Su peso militar se sustenta en que, tal y como documenta el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, posee 1.301 aviones de combate, 948 helicópteros militares y 49 submarinos, 900.000 efectivos militares (280.000 en el Ejército de Tierra, 150.000 en la Armada, 165.000 en el Ejército del Aire, más unas amplias y variadas fuerzas especiales de diferentes ámbitos) y 554.000 efectivos paramilitares y dos millones de reservistas. Pero lo que le da una situación de privilegio en las relaciones internacionales es que, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), cuenta con 6.255 cabezas nucleares.
Por otra parte, no es de menor relevancia el poder del conglomerado industrial ruso, el segundo en el ránking SIPRI de las 100 empresas de armas de mayor tamaño, en el que aparecen nueve empresas rusas con una facturación solo en 2020 de 26.360 millones de dólares: Almaz-Antey, United Aircraft, United Shipbuilding, Tactical Missiles, United Engine, KRET, Russian Electronics, Russian Helicopters y UralVagonZavod.
Las exportaciones rusas a países MENA
En primer lugar, como se puede ver en la tabla y el gráfico realizados con los datos sobre transferencias de armas del SIPRI (que utiliza el término económico TIV, no equiparable a ninguna moneda, pero que ayuda a la comparación entre Estados y a identificar la evolución temporal), podemos observar un declive acusado en la exportación de armas rusas desde principios de la última década a nivel global por la reducción de ventas a Vietnam, Venezuela, India y Siria. Al mismo tiempo, sin embargo, se observa un claro aumento de las exportaciones a los países de la región MENA (Oriente Medio y Norte de África) en el trienio 2016-2018, cuando supusieron cerca del 40% de las exportaciones rusas, con una tendencia a la baja los siguientes años, hasta que en 2021 representaron tan solo el 6% del total.
En cuanto a las exportaciones de armas por países, en la última década, añadiendo los datos de 2021, Rusia ha exportado sobre todo a sus aliados en el Mediterráneo: Argelia (7.235 TIV), Egipto (3.998 TIV), Siria (1.729 TIV) e Irak (2.015 TIV).
En Siria la transferencia de armas va acompañada de la participación directa y apoyo sin ambages al régimen de Bashar al Assad; en Irak se ve claramente la entrada de armas rusas tras el fin del conflicto que estalló en 2003 y acabó con el régimen de Saddam Hussein, lo que muestra la intención rusa de cubrir los espacios que va dejando Estados Unidos en Oriente Medio, una vez emprende la retirada militar. De este primer grupo de cuatro países que reciben grandes volúmenes de armamento ruso, destaca Egipto, un país que mantiene relaciones militares tanto con Rusia como con Estados Unidos. De este último ha recibido 2.334 TIV en armas, una cifra también muy elevada, aunque no tanto como la rusa, quien tras las convulsiones políticas en Egipto, parece pretender aumentar su influencia militar en un país clave en la región MENA. Finalmente, el caso de Argelia es obvio: es un tradicional aliado ruso con el que mantiene fuertes vínculos militares, en contraposición al también elevado peso militar de Estados Unidos en Marruecos, lo que puede servir para entender la crisis de suministro de gas argelino a Europa como uno de los efectos de la guerra en Ucrania.
Rusia ha optado por desarrollar su peso militar global para mantener vivo el proyecto de la Gran Rusia que sustenta en buena medida el régimen autocrático de la era Putin
Con respecto al resto de países MENA, podemos observar una relación permanente, aunque quizá menos intensa de lo inicialmente esperado, con Irán, quien ha importado armas rusas por cuantías importantes en 2016, pero no el resto de años. Sorprende en cierto modo que la industria militar rusa también consiga beneficiarse económicamente de la guerra en Yemen, con exportaciones a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, antes y después del estallido del conflicto, a pesar de que ambos sean aliados clave de Estados Unidos y de las grandes potencias militares y exportadoras de armas europeas, España incluida. Las exportaciones al resto de países MENA no presentan gran relevancia en cuanto al volumen del apoyo militar, pero sirven para mostrar que Rusia no cierra la puerta a una mayor colaboración con otros países que puedan quedar liberados de la influencia estadounidense.
En relación al tipo de armamento exportado por Rusia a los países indicados entre 2011 y 2022 tenemos constancia, según datos SIPRI, del envío a Siria de 35 tanques y otros 10 blindados además de cuatro helicópteros de combate, 1.900 misiles SAM con sus sistemas de lanzamiento, 72 misiles antibarco, 100 misiles antitanque, 100 bombas láser guiadas y 150 misiles R-77 para ser lanzados desde cazas MIG-29, de los que se han exportado seis en 2020. A Irán se han exportado 13.000 misiles antitanque, 130 blindados y 150 misiles SAM, la mayor parte de estos armamentos son producidos bajo licencia en Irán. A Irak se han exportado en el periodo estudiado 29 helicópteros de transporte militar y 43 de combate, 2.600 misiles antitanque, nueve aviones de combate, 1.748 sistemas antiaéreos y vehículos lanza proyectiles de la época de la extinta URSS. A Jordania solo hay constancia de 1.800 misiles transportables para ser lanzados desde vehículos ligeros y cuatro helicópteros de transporte militar. Kuwait recibió 103 blindados BMP-3. En 2013 Libia importó de Rusia 360 misiles antitanque. Catar adquirió 500 misiles SAM para ser incorporados en blindados. La única compra de material ruso por parte de Arabia Saudí es la de 10 lanzacohetes TOS-1. Antes del comienzo de la guerra de Yemen, Emiratos Árabes Unidos importó 1.200 misiles SAM y 5.000 misiles antitanque una vez iniciada la guerra. Egipto ha importado de Rusia 290 misiles SAM con sus respectivos sistemas, 24 helicópteros de transporte militar y 62 de combate, dos satélites de uso civil y militar, 2.000 misiles antitanque, 130 blindados y 50 aviones de combate MIG29. Argelia es quien mayor cantidad y diversidad de armamento ha adquirido de la Federación Rusa en este periodo: 1.300 misiles SAM, nueve radares de uso aéreo y marino, 7.500 misiles antitanque, 130 misiles y torpedos antibarco, 46 cazas Su-30MK y 14 MIG29, 563 tanques y blindados y dos submarinos.
Conclusión
En definitiva, Rusia dedica una buena parte de sus exportaciones a mantener e incrementar su presencia en el Norte de África y Oriente Medio, una zona en disputa con Estados Unidos quien ha dejado buena parte del terreno preparado para que la intervención rusa sea acogida con buenos ojos. Tal y como muestra el elevado nivel de militarización ruso, no sorprende que utilice su potencia militar y militarizadora para ejercer su influencia política, económica y cultural por todo el mundo. Uno de los indicadores de gran utilidad para comprobar la relevancia de esta estrategia son las exportaciones de armas, que además de responder a factores económicos y ligados al interés y beneficio empresarial y de equilibrio de la balanza de pagos, son eminentemente una herramienta de política exterior que responde a lógicas del pasado y que dibuja las alianzas y estrategias del futuro de una potencia como Rusia.
Finalmente cabe reflexionar sobre la relación que puede haber entre la guerra en Ucrania, la respuesta de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y la fase de militarización de la UE. Todo indica que la OTAN ha emprendido una guerra de desgaste que tiene como objetivo debilitar militarmente a Rusia y dificultar su influencia en el Este de Europa, en el Mediterráneo y en Oriente Medio./