El porvenir de Europa dependerá en no pequeña medida de sus relaciones con el Sur. Frente a la UE se encuentra África, un grupo de países con inmensos recursos sin explotar, que se agitan en luchas internas o se debaten en procesos de transición a la democracia. La experiencia de más de 40 años de independencia enseña que no es posible aspirar al desarrollo permaneciendo en el aislamiento económico y político.