Autor: Naomi Klein
Editorial: Simon and Schuster
Fecha: 2014
Páginas: 576
Lugar: Nueva York

Esto lo cambia todo

Jorge Tamames
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Naomi Klein vuelve a la carga. Siete años después de la publicación de La Doctrina del Shock, la periodista y activista antiglobalización publica Esto lo cambia todo, una llamada a las armas para luchar contra el cambio climático y el capitalismo desregulado.

El retorno de Klein es una buena noticia. Muchos nos hemos preguntado dónde estaba la canadiense mientras el mundo se venía abajo: la crisis de 2008, los sucesivos programas de recortes en la Unión Europea, el atractivo creciente de economías de mercado autoritarias como China y Singapur proporcionan material más que de sobra para publicar otro alegato contra el capitalismo de casino. Pero Klein estaba cambiando el enfoque de su investigación. Es una señal de identidad de esta autora, que mantiene la coherencia en su obra al mismo tiempo que evita ahondar machaconamente en los mismos temas. Su influyente No Logo, publicado en 2000, se convirtió en piedra angular de la crítica al branding y la sociedad de consumo. La Doctrina del Shock, publicado siete años después, es un poderoso análisis de cómo desastres naturales y políticos se emplean para justificar recortes en derechos sociales. El hilo conductor de ambos libros es una denuncia de los estragos que causa la economía de mercado cuando deja de estar regulada. Esto lo cambia todo se enmarca en esta tradición de denuncia, pero se centra en un tema diferente: el del calentamiento global.

Es de sobra conocido que nuestro modelo de crecimiento es insostenible. Otra cuestión es que neguemos la mayor e intentemos hacer oídos sordos a lo que ello implica. Consideremos, por ejemplo, lo que supone un planeta en el que la temperatura media aumenta cuatro grados: océanos que devoran ciudades y países, olas de calor asesinas, una Antártida que se deshiela, convirtiéndose en fuente en vez de esponja de CO2. Las emisiones de carbono tardan cientos de años en calentar la atmósfera. Incluso si redujésemos las emisiones a un ritmo anual del 10% sería imposible detener el desastre climático que se avecina. Lo mejor que podemos hacer es prepararnos y evitar empeorar una situación que ya es catastrófica.

Klein, a pesar de todo, no ha escrito un libro para activistas verdes. Al contrario. Su tesis es que el calentamiento global solo puede detenerse cambiando radicalmente nuestro modelo económico y no, como sugieren muchos partidos verdes, apostando por un capitalismo más amable y limpio. El movimiento ecologista, al fin y al cabo, tiene sus raíces en los NIMBYs de los años 80: ciudadanos pudientes que simplemente querían vivir en un entorno bien conservado.

Esto lo cambia todo se divide en tres partes. En la primera, Klein analiza cómo el cambio climático ha llegado en el peor momento posible. El movimiento ecologista hace su entrada en la escena mundial al mismo tiempo que la desregulación financiera promovida por Ronald Reagan y Margaret Thatcher. El futuro del planeta se juega en un momento en que todos estamos más preocupados por las consecuencias de la crisis financiera de 2008. Incluso el último programa de Podemos, opción altercapitalista por excelencia, apuesta por una reducción de emisiones del 55% para 2030: un objetivo ambicioso, pero insuficiente para detener la catástrofe.

La segunda parte es la más interesante. Klein revisa los intentos fallidos de frenar el calentamiento global, tales como la apelación a millonarios con conciencia social (destaca su crítica demoledora de Sir Richard Branson, presidente de Virgin Group) o el intento lanzar algas a la atmósfera para frenarlas emisiones (“combatir la contaminación con contaminación”). No podemos permitirnos otra década de experimentación fracasada. La conclusión a la que llega en la tercera parte es que la lucha contra el calentamiento global es incompatible con un capitalismo desregulado en el que el único imperativo –político y económico– son los dictados de un mercado global.

El libro despliega los puntos fuertes de su autora. El periodismo de primera va de la mano de un análisis de fondo lúcido. Esto lo cambia todo tiene poco que envidiar a los anteriores trabajos de Klein. Con todo, no deja de incurrir en algunos de los puntos débiles que caracterizan su estilo. Uno de ellos es el desbarajuste entre un diagnóstico excelente y unas recetas que no terminan de convencer. La Doctrina del Shock terminaba con una defensa de la nueva izquierda latinoamericana, pero el chavismo y los Kirchner difícilmente pueden presentar un modelo de sostenibilidad (no ya ecológica, sino política). ¿Es la Bolivia de Evo Morales nuestra hoja de ruta? ¿Y hasta qué punto son culpables Reagan y Thatcher, cuando países de la esfera soviética también intentaron generar sus propias sociedades de consumo, cotaminando tanto o más que Occidente? Como ha señalado John Gray, combatir la superpoblación no entra entre los problemas que analiza Klein. Pero, ¿cómo se gestiona un mundo con 11.000 millones de personas? En lo que a esto concierne, ocurre que el responsable no es el capitalismo desregulado, sino la penicilina.

Estos fallos, a pesar de todo, son menores. El principal problema de Esto lo cambia todo es lo inquietante que resulta su lectura. Precisamente por eso es un libro importante y urgente.