POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 123

Estados Unidos y China en Asia Central: el nuevo juego

David García Cantalapiedra y Gracia Abad Quintanal
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La Gran Asia Central es hoy el tablero de un nuevo juego entre China, Estados Unidos y Rusia. El acceso y control de los recursos energéticos del área, la guerra global contra el terrorismo y la existencia de grupos separatistas marcan los movimientos de cada jugador.

Asia Central ha sido históricamente lugar de encuentro y competición entre imperios como el persa, chino, turco, ruso o británico. El llamado “gran juego”, aunque con reminiscencias kiplinianas, fue la competición estratégica entre el imperio británico y el ruso en un área geográfica que incluía las actuales repúblicas de Asia Central, Afganistán e Irán. En aquel momento, el nudo gordiano de la rivalidad estaba en Afganistán que se configuró como un Estado tapón. Pero esta lucha tenía que ver con el control de la masa euroasiática y, en definitiva, con la supremacía global.

En el siglo XX, con casi todo Asia Central bajo dominio soviético, el juego entre Estados Unidos y la Unión Soviética se produjo en Afganistán, Irán y su periferia como parte del escenario de la guerra fría. Terminada ésta, se ha estado renovando esta competición geoestratégica y energética con una multiplicidad de actores.

La desaparición de la URSS a principios de la década de los noventa, la independencia de muchas de las que fueron sus repúblicas y los crecientes intereses energéticos y geoestratégicos en la zona permitieron el surgimiento en el Cáucaso y Asia Central de lo que se ha denominado el “nuevo gran juego”. La estabilidad y el desarrollo de los Estados centroasiáticos han estado amenazados por su extrema fragilidad interna. La región es objeto, además, de influencias externas diversas: Rusia mantiene el legado de la URSS de diferentes maneras, ya sea por acuerdos y presencia militar o gracias a la infraestructura energética; Turquía e Irán buscan expandir su papel…

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