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España-EE UU: ejemplo de desviación del comercio

Luis Alcaide
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A finales de los años sesenta, EE UU representaba el 17,6 por cien de las exportaciones españolas y el 16,7 de las importaciones. Al cierre de 2015, la exportación a EE UU era del 4,6 por cien del total y la importación del 4,7, con una tasa de cobertura del 89 por cien.

A finales de los años sesenta del siglo XX, cuando la economía española navegaba ya por las aguas del libre comercio después de los largos años de autarquía, Estados Unidos era el principal cliente de España y también su primer proveedor. El país representaba el 17,6 por cien de la exportación española, un porcentaje superior al de cualquier otro, aunque inferior a la suma de las ventas dirigidas hacia la Comunidad Económica Europea (CEE) –Francia, Bélgica-Luxemburgo, Holanda, Italia y Alemania–, un 28,6 por cien del total, mientras un 20,7 se dirigía hacia el otro bloque europeo, la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, en inglés) con Reino Unido, Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Austria, Suiza y Portugal; bloque que, a excepción de Noruega y Suiza, se integraría posteriormente en la CEE. En aquel entonces las exportaciones hacia América Latina representaban entre el 10 y el 12 por cien del total vendido por España. Un mercado interesante para nuestros productos industriales, mientras que en los países desarrollados se vendían sobre todo productos agrarios, con las naranjas como gran protagonista en el mercado europeo.

La distribución geográfica de las importaciones no era muy distinta a la de la exportación, aunque el peso de las procedentes de la CEE era algo superior, mientras que las originarias de la EFTA eran más reducidas. El saldo final, es decir, el resultante de la factura de las importaciones y las exportaciones, era francamente deficitario. La tasa de cobertura entre ventas y compras con el…

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