El gobierno de España tiene una posición activa y líder en el ámbito internacional reconocida por nuestros socios y aliados en el mundo. Tenemos españoles en cargos vitales en la arquitectura europea e internacional y esto tiene un impacto positivo y muy directo, en el bienestar de los españoles.
En 2024, estamos ante un contexto internacional complicado e inestable, con desafíos complejos, marcado por la sinrazón de la agresión rusa contra Ucrania. Nuestra posición es clara desde el primer día: la agresión a Ucrania supone un ataque a los principios más esenciales de la Carta de Naciones Unidas, a la soberanía e integridad territorial de un Estado soberano y España está y va a seguir estando, tanto tiempo como sea necesario, donde deben estar todas las democracias: con la defensa del orden internacional y de la soberanía de Ucrania, unidos con nuestros socios y aliados de la UE y de la OTAN.
El contexto internacional está también marcado por el mayor ataque terrorista que ha sufrido Israel en toda su historia y la espiral de violencia que ha desatado. España ha expresado, desde el primer momento, la más firme condena a las atrocidades cometidas por Hamás. Pero Hamás no representa al pueblo palestino, no representa a la legítima autoridad nacional palestina. Nuestra posición, mantenida desde el primer día, es conocida: Israel tiene derecho a defenderse ante el terrorismo de Hamás y debe hacerlo cumpliendo con el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, garantizando la protección de la población civil de Gaza y su acceso a los suministros básicos. Por eso pedimos que no se paralizase la cooperación europea con Palestina, en el momento en el que más la necesita y hemos aumentado la nuestra hasta triplicarla. Por eso, pedimos un alto el fuego humanitario y, por eso, hemos propuesto una Conferencia de Paz. Otro tema que marcará los próximos meses son las elecciones europeas en un momento en el que existe un reto euroescéptico para el proceso de construcción de nuestra Unión. Hoy, fuerzas políticas dentro de nuestros países desafían los valores europeos. Nosotros debemos defenderlos.
Una Europa fuerte y unida
España, por sus relaciones, por su ubicación, por su cultura y por convicción democrática es un actor para el diálogo y el entendimiento y tenemos herramientas y recursos para hacerlo. El primero, el más potente, la propia Unión Europea. Hoy se escuchan voces que cuestionan desde la extrema derecha a la propia Unión. Son voces peligrosas para Europa y para España. Porque, solo dentro de una Europa fuerte y unida puede existir una España fuerte y unida. Solo dentro de una Europa que progresa puede existir una España que progresa. Por eso, debemos promover y proteger los valores europeos de tolerancia, diversidad e igualdad, de democracia en suma.
Acabamos de finalizar una presidencia exitosa del Consejo de la Unión Europea en la que hemos puesto importantes pilares sobre los que tenemos que seguir construyendo y trabajando en los próximos meses y años:
- El relanzamiento de las relaciones entre Europa y otras regiones del mundo, como América Latina y el Caribe.
- Los acuerdos que llevaban años encallados, como el Pacto de Migración y Asilo, que es un primer paso para gestionar de manera más eficiente, responsable y solidaria un fenómeno que seguirá marcando las próximas décadas.
- La importantísima actividad legislativa: 71 acuerdos con el Parlamento Europeo en asuntos clave para el futuro de Europa, como la reforma del mercado eléctrico o el reglamento sobre inteligencia artificial, que convertirá a la UE en el primer regulador de esta tecnología de
Tenemos que dar contenido y desarrollo a mucho de lo que hemos logrado y hacerlo siguiendo los ejes que venimos sosteniendo: reindustrialización de la Unión Europea, transición ecológica, justicia económica y social y unidad europea.
La reindustrialización de la Unión Europea va a seguir siendo una de nuestras prioridades para garantizar nuestra autonomía estratégica. Ya hemos dado pasos importantes como la adopción de la Declaración de Granada que define orientaciones y prioridades para los próximos cinco años y que tendremos que desarrollar. También la Ley de materias primas fundamentales. Nuevos acuerdos con diversos países: Chile, Kenia y Nueva Zelanda que van a permitir diversificar nuestras cadenas de suministro.
Unir gentes
La transición ecológica sigue siendo una de nuestras prioridades. También aquí hemos dado pasos decisivos con acuerdos como la reforma del mercado eléctrico, uno de los grandes objetivos de nuestra presidencia, que da más estabilidad a los precios y protección a los consumidores españoles y europeos. El Reglamento de Restauración de la Naturaleza, la Directiva de Emisiones Industriales, la Directiva de Diligencia Debida son hitos que nos marcan el camino por el que debemos seguir transitando.
La tercera prioridad que nos planteamos, el impulso a una mayor justicia económica y social, es una de las señas de identidad del gobierno de España. Es también un objetivo europeo. Uno de los padres fundadores, Jean Monet, decía que nuestra comunidad no solo busca unir mercados y economías sino, sobre todo, unir gentes. La reforma del Marco de Gobernanza Económica, alcanzada hace pocas semanas, es un paso importante para hacer compatibles el crecimiento económico y el crecimiento social. Con las nuevas normas fiscales y el impulso a la inversión introducimos reglas que facilitarán una respuesta más eficaz y más social a las dificultades. También en esa dirección destacan los avances en la Tarjeta Europea de Discapacidad, el Espacio Europeo de Datos Sanitarios, las conclusiones del Consejo sobre salud mental o el futuro de la política de cohesión que nos indican el camino por el que debemos continuar.
Vivimos tiempos de cambios a escala global difíciles de anticipar porque escapan a nuestro control. Lo que sí depende de nosotros es decidir cómo hacer frente a esos nuevos retos y de lo que sí podemos tener certeza es de que Europa será más eficaz cuanto más unida esté. Tenemos por delante la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania y con Moldavia, el nuevo estatus de candidato de Georgia y el acuerdo para la entrada en el espacio Schengen de Rumanía y Bulgaria, un extraordinario colofón de nuestra presidencia. Son procesos que exigen esfuerzo, tesón y compromiso pero vale la pena, ya que son pasos hacia una UE cada vez más fuerte, más unida y más necesaria.
Y es importante recalcarlo en un momento en el que las voces de la extrema derecha y sus aliados amenazan con frenar, o incluso revertir, el proceso de integración europea. Desafíos como los que tenemos enfrente – el cambio climático, la seguridad internacional, la lucha contra pandemias, la gestión migratoria– trascienden las fronteras de cualquier país y la respuesta debe estar a la altura de esos retos. Por eso son tan importantes las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran este año y la formación de una nueva Comisión y el nuevo reparto de las Presidencias de las instituciones europeas. Hoy sabemos que cualquier respuesta a retos que ya son globales nos exigirá más unión, no menos; necesitaremos más Europa, no menos. Tenemos que defender y proyectar los valores europeos.
España siempre ha destacado por la fortaleza de nuestro europeísmo, siempre hemos llevado a Europa en el corazón y ahora más que nunca estamos en el corazón de Europa, tenemos más presencia y liderazgo que nunca, no solo por nuestra exitosa presidencia, sino por liderazgos como el de Josep Borrell como Alto Representante y vicepresidente de la Comisión al frente del Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea; de Nadia Calviño como presidenta del Banco Europeo de Inversiones; de José Manuel Campa como presidente de la Autoridad Bancaria Europea. También en Naciones Unidas está presente el liderazgo español con Miguel Ángel Moratinos como secretario general Adjunto de Naciones Unidas.
Desde esa vocación de reconocimiento y presencia de España en Europa, hay que seguir trabajando para que el catalán, el gallego y el euskera –lenguas cooficiales de nuestro país– sean incluidas como lenguas oficiales de la Unión. España tiene una riqueza lingüística que merece ser acogida y recogida en la Unión Europea porque es nuestra identidad y nuestro interés nacional.
Construcción de la paz
Tenemos que tener siempre presente tres grandes ejes transversales de la acción internacional de España. El primero de ellos: la paz. La defensa y la construcción activa de la paz, como condición necesaria para la estabilidad, para el desarrollo, para el progreso y para la libertad. Queremos la paz para Ucrania. Adquirimos el compromiso de apoyar a Ucrania tanto tiempo como fuese necesario, y esa va a seguir siendo nuestra posición y nuestro compromiso. La empresa TECNOVE, de Herencia, Ciudad Real, ha acondicionado ambulancias blindadas que donamos a este país. Nuestro apoyo es múltiple y se va a seguir materializando en contribuciones humanitarias, financieras y militares. También prestamos un apoyo político que ha facilitado, durante nuestra presidencia, la apertura de negociaciones de adhesión de Ucrania a la Unión Europea y que se desarrollará y concretará en los próximos meses.
Por eso, queremos la paz en Oriente Medio. Partimos de nuestra posición firme de condena al terrorismo de Hamás y de defensa del Derecho Internacional y Humanitario en la respuesta. Hemos propuesto una Conferencia Internacional de Paz. El pueblo israelí y el pueblo palestino tienen derecho, el mismo derecho, a un futuro con paz y seguridad. Esta espiral de violencia debe terminar y por eso, en el Consejo Europeo de octubre, España impulsó un consenso europeo –al que posteriormente se unió la Liga de Estados Árabes y la Organización de la Conferencia Islámica– para convocar, tan pronto como sea posible tras el cese de la violencia, una conferencia internacional con las partes y materializar, de una vez por todas, la solución de los dos Estados, coexistiendo en paz y seguridad. Es un objetivo alcanzable por el que debemos trabajar para sumar voluntades a ese horizonte de diálogo y paz.
«Los retos globales se multiplican y el multilateralismo es la respuesta. Si los problemas superan fronteras, también debe hacerlo la respuesta a esos problemas»
Por tanto, nuestra política ante la agresión rusa a Ucrania y la violencia en Gaza va a seguir respondiendo a los mismos principios que hemos sostenido hasta ahora: principios de humanidad, de respeto al Derecho Internacional, incluido el Humanitario, de protección de la población civil, de apoyo al orden multilateral basado en reglas. En definitiva, diplomacia para la paz. Nuestro objetivo es que regrese la paz a Ucrania y a Europa, y conseguir paz, estabilidad y seguridad para Oriente Medio.
Las guerras en Ucrania y Gaza no son, por desgracia, las únicas crisis que sacuden el planeta. Las tensiones en Asia, la situación en el Sahel, la inseguridad alimentaria, la emergencia climática, la transformación digital, las amenazas a las democracias son algunos de los desafíos que van a seguir marcando nuestra agenda. En este contexto complejo, la tarea del Ministerio es cada vez más relevante.
En un mundo en el que aumentan los conflictos, el papel de la diplomacia debe ensancharse. No basta con una diplomacia reactiva, necesitamos y practicamos una diplomacia activa, propositiva, anticipativa, aportando ideas, promoviendo iniciativas económicas, políticas, culturales.
Orden multilateral
Vivimos momentos de cambio e incertidumbre, pero también tenemos certezas sobre las que debemos trabajar. La primera y la más importante es que cuando trabajamos conjuntamente con nuestros socios, amigos y aliados en el mundo, gestionamos mejor los asuntos globales en beneficio de nuestros ciudadanos.
Lo vimos durante la pandemia, una crisis sanitaria que hundió a la economía, que condicionó las relaciones políticas, que afectó a la cooperación internacional de absolutamente todos los países del planeta. Lo vemos con la emergencia climática, que amenaza la diversidad biológica del planeta, que exige la transformación de nuestra economía y de nuestra agricultura, y que inevitablemente conlleva y conllevará el desplazamiento de millones de personas.
Los retos globales se multiplican y el multilateralismo es la respuesta. Si los problemas y las oportunidades superan fronteras, también debe hacerlo la respuesta a esos problemas.
La diplomacia española debe actuar para preservar y reforzar un orden multilateral que es cada vez más un imperativo político y vital. Con esa vocación multilateral y de preservación de la paz hemos presentado nuestra candidatura al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para el período 2025-2027. España tiene un papel destacado como defensor del multilateralismo en Naciones Unidas donde seremos activos participantes en la Cumbre del Futuro, en las cumbres del G20, y lo seguiremos haciendo bajo presidencia brasileña y en el Foro de Davos.
Debemos impulsar la diplomacia económica, incorporándola transversalmente en todos los ámbitos de la política exterior. Porque, en un mundo globalizado como el actual, no podemos entender las relaciones internacionales sin la economía. Durante este 2024, tenemos que trabajar en tres frentes: la promoción de la competitividad y de nuestra base industrial, la protección frente a riesgos y vulnerabilidades, y la promoción de partenariados y alianzas globales. La defensa de nuestras empresas es una parte fundamental de la diplomacia.
Seguiremos apoyando el diseño de un orden financiero internacional mucho más justo y participando activamente en la OCDE. Fomentaremos la presencia y defensa de los intereses de España en las organizaciones de cooperación técnica y económica. España ha sido reelegida en los Consejos de la Organización de la Aviación Civil, el organismo más importante a nivel mundial que coordina y elabora políticas y normas de aviación civil y de la Organización Marítima Internacional, que hace lo propio en el sector marítimo. Haremos todos los esfuerzos posibles para que siga representada en todos los organismos donde se espera nuestro liderazgo.
La seguridad de los españoles en todos sus aspectos es siempre una prioridad de nuestra política exterior, y nuestra pertenencia a la OTAN es su principal garantía. El compromiso de España con la defensa del flanco este se ha demostrado con el doble despliegue de la Presencia Avanzada Reforzada en Letonia, la Policía Aérea del Báltico y la Policía Aérea Reforzada en Rumanía y en Bulgaria. Pero no podemos descuidar el flanco sur. En la Cumbre de Madrid (junio de 2022) se introdujo por primera vez, a propuesta nuestra, el flanco sur en el Concepto Estratégico de la Alianza. Construyendo sobre esa base, hemos impulsado en Vilna un mandato de los jefes de Estado y de gobierno aliados para llevar a cabo una reflexión integral de desafíos y amenazas que proceden del Sur que será presentado en la Cumbre de Washington con motivo del 75º Aniversario de la Alianza.
Cooperación española, clave
Si queremos construir paz, entendimiento, acercamientos entre países y pueblos, una herramienta fundamental e indispensable es la cooperación española. Nos define como país y refleja la solidaridad de los españoles.
El pasado año fue histórico para la cooperación española. Veinticinco años después de la creación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), se aprobó una nueva ley de cooperación con un amplio consenso social y político. Una ley vanguardista que nos permite cooperar más, ahí está el mandato legal del 0,7 y los incrementos presupuestarios que el gobierno ha impulsado en los últimos años, pero también mejor, con instrumentos más eficaces y basado en las alianzas. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) española estaba en el 0,19% de la RNB en 2017 y actualmente estamos ya en el 0,34%. Hemos prácticamente doblado en dos años el presupuesto de la AECID hasta los 708 millones de euros en 2023.
En un mundo de crisis superpuestas, la cooperación se convierte en una política clave dentro de nuestra acción exterior. Reforzar nuestra cooperación para hacer frente a los grandes desafíos globales es un ejercicio de solidaridad pero también un ejercicio de responsabilidad. España debe, a través de su cooperación y del conjunto de su acción exterior, invertir en un mundo más próspero, estable, sostenible y en paz. Tenemos que proteger a los cooperantes en los distintos países. Son lo mejor de nuestra sociedad.
De Ucrania al Sahel y de América Latina a Oriente Medio, en 2024 nuestra cooperación deberá seguir reforzándose para hacer frente a esos desafíos. Aprobada la ley, toca avanzar en su desarrollo reglamentario a través de un nuevo estatuto de las personas cooperantes que promueva una carrera profesional atractiva para nuestros más de 2.700 cooperantes en todo el mundo, un nuevo estatuto de la AECID que mejore sus capacidades y recursos como piedra angular de nuestro sistema de cooperación, y una reforma de nuestra cooperación financiera y nuestros instrumentos para forjar alianzas con la sociedad civil y el sector privado.
Debemos poner en marcha además los nuevos órganos de gobernanza y coordinación del sistema, con el nuevo Consejo Superior a la cabeza e impulsar un nuevo Plan Director, como gran documento estratégico que apueste por una cooperación moderna, eficaz y comprometida con nuestros valores: la paz, los derechos humanos, la igualdad de género, la democracia y con el impulso de una triple transición económica, social y ecológica para lograr avanzar en el cumplimiento de la Agenda 2030.
Defensa de los intereses de España
El segundo eje de nuestra actuación exterior ha de ser la defensa de los intereses y la proyección de los valores de España. La mejor forma de defenderlos es desde el trabajo codo con codo con nuestros socios, amigos y aliados. Nuestros objetivos son ambiciosos, pero tenemos recursos para lograrlos. El más destacado, son las excelentes relaciones que nuestro país tiene con países y regiones muy diversos.
Estamos en un momento álgido con el aliado natural de España y de Europa: los EEUU, a lo que contribuyó la Declaración Conjunta adoptada en Madrid en junio 2022, la primera en 20 años. España y Estados Unidos cooperamos activamente en iniciativas como la Cumbre de la Democracia, el Comité de Coordinación contra el COVID, la Iniciativa Atlántica o la Coalición global frente a la amenaza de las drogas sintéticas. Compartimos el compromiso con el multilateralismo. En definitiva, tenemos una relación de aliados, amigos y socios estratégicos.
Nuestro espacio natural también es el iberoamericano que hemos llevado al centro de Europa con la celebración de la primera Cumbre UE-CELAC en ocho años. La asistencia récord a nivel de jefes de Estados y de Gobierno demuestran el interés, a ambos lados del Atlántico, por reforzar esos lazos. La Cumbre tiene resultados concretos que van a marcar el futuro de la Asociación Estratégica entre nuestras regiones.
Con la aprobación de la Agenda de inversiones, en total, se han anunciado 45.000 millones de euros que serán destinados a la región hasta 2027 y trabajamos activamente, junto con las instituciones comunitarias, para el lanzamiento de los primeros proyectos. Con la creación de mecanismos de seguimiento, garantizaremos que las decisiones al máximo nivel político se apliquen y acaben teniendo un impacto beneficioso para los ciudadanos iberoamericanos y europeos. España tiene un alma iberoamericana y un alma europea: en nuestra presidencia hemos logrado unir estas dos vocaciones.
«La seguridad de los españoles en todos sus aspectos es siempre una prioridad de nuestra política exterior, y nuestra pertenencia a la OTAN es su principal garantía»
Con nuestros países hermanos, nuestra acción se guía por los valores compartidos: la defensa del Estado de Derecho y de la democracia, el respeto de los derechos humanos, la promoción del multilateralismo y del Derecho Internacional. Con ese mismo espíritu y los mismos valores acudiremos a la XXIX Cumbre Iberoamericana, en la ciudad ecuatoriana de Cuenca en noviembre de 2024, con nuevas iniciativas para seguir construyendo una Comunidad Iberoamericana. Al pueblo hermano de Ecuador le traslado mi solidaridad y el apoyo a sus instituciones democráticas para restablecer la normalidad tras los actos violentos que condenamos.
Además de los organismos y cumbres regionales, nunca perderemos de vista la importancia de nuestras relaciones bilaterales con los países de la región. Podemos jugar un papel crucial que debemos adoptar. Seguiremos defendiendo la democracia y los derechos humanos en todo el continente. Y si hablamos de paz y de entendimiento, de lazos que unen pueblos y gentes, nuestra gran herramienta y nuestra mejor baza es y será siempre la lengua que compartimos con cientos de millones de personas en todo el planeta: el español. Una lengua con una proyección internacional indudable y que hemos impulsado en 2023, acogiendo el IX Congreso de Internacional de la Lengua Española en Cádiz.
Vamos a seguir promoviendo el uso del español como lengua de referencia en las relaciones internacionales. Junto al resto de países que la comparten con nosotros, podemos conseguir notables éxitos, como hemos conseguido que el español pase a ser lengua de trabajo en la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado. Lo mismo debemos trabajar para que sea lengua oficial en el Tribunal Internacional de Justicia.
La labor del Instituto Cervantes en la promoción del español y en su enseñanza en el mundo es fundamental. En 2024 seguirá reforzando su papel: consolidando la red de centros, ampliando las competencias digitales de los equipos, empleando la digitalización para mejorar y crear nuevos servicios y productos en el ámbito de la enseñanza, la formación de profesorado, la certificación lingüística y el hispanismo. También reforzando las acciones de difusión de la lengua española y nuestra cultura. Todo ello es labor prioritaria. También lo es con nuestros idiomas cooficiales: catalán, gallego y euskera, mostrando la diversidad y riqueza lingüística y cultural de España.
Mediterráneo y norte de África
Otro de los pilares permanentes sobre los que se va a seguir asentando nuestra acción exterior es el de nuestra vecindad inmediata, el Mediterráneo y el Norte de África. Los países mediterráneos desempeñamos un papel muy importante en el escenario geopolítico regional y global, nos lo recuerda cada día la crisis que se desarrolla en estos momentos al otro lado del Mediterráneo. Las buenas relaciones con los países mediterráneos, muy especialmente con los que compartimos vecindario, son realmente importantes para un país como España, mediterráneo, europeo y miembro de la OTAN.
A nadie se le escapa la importancia que tiene para el espacio mediterráneo la crisis de Gaza. Desde la perspectiva de los países mediterráneos y del potencial desestabilizador que ese conflicto tiene para toda la zona, se hace aún más evidente la necesidad de buscar y contribuir a una respuesta definitiva. La Conferencia Internacional de Paz a la que me he referido es una iniciativa que ha sido respaldada por casi cien países y buena parte de los que compartimos el espacio mediterráneo.
Nuestra apuesta comprometida con la paz y la seguridad regionales incluye la contribución de nuestras Fuerzas Armadas a la estabilidad tanto en Irak como en Líbano, actualmente con misiones internacionales bajo mando español. Todo ello es una muestra de la credibilidad y el buen hacer de España en este ámbito. Para millones de habitantes de nuestro planeta, nuestra bandera hoy significa solidaridad, significa seguridad, significa paz. Para millones de españoles y españolas es un motivo de orgullo que sabremos cuidar.
Y dentro de las relaciones de vecindad, África es un continente en el que nos jugamos, en buena parte, el futuro de Europa. Y dentro de nuestro continente vecino, nuestra vecindad más inmediata, el Sahel, presenta inquietantes signos de desestabilización. El crecimiento demográfico, el cambio climático, la inestabilidad política, configuran una situación compleja, a la que los gobiernos y pueblos africanos buscan respuestas, pero para lo que requieren nuestro compromiso y apoyo.
«España –un país europeo, mediterráneo, iberoamericano, fronterizo con África– puede jugar como actor internacional promotor del entendimiento»
En el complejo contexto africano, la Unión Africana desempeña un papel fundamental para favorecer la estabilidad política y el desarrollo económico del continente. Durante la participación en su Cumbre comprometí ante los jefes de Estado y de gobierno, en español, que ya es una lengua de trabajo de esa Unión, una contribución española por valor de 50 millones de euros. África está cambiando con rapidez y España debe adaptar su acción en consecuencia. Debemos relanzar nuestra reflexión para adaptar nuestras estrategias y el uso de nuestros recursos y para ello, elaboraremos durante los próximos meses, un Plan África que guíe nuestra acción durante esta legislatura.
Y si miramos hacia el futuro, Asia es el continente que determinará, en buena medida, el curso que tomen los asuntos mundiales. Necesitamos a grandes países como China e India para afrontar los grandes desafíos, como el cambio climático, las crisis sanitarias, las migraciones y la seguridad internacional.
Conscientes de que el acercamiento a Asia no es una opción sino una necesidad global, pero también desde la convicción y la vocación multilateral de nuestro país, seguiremos reforzando nuestra presencia en el continente con la apertura del Consulado General de Bangalore, los Institutos Cervantes de Shanghái y Seúl, y la Oficina de Turismo en Seúl.
En 2024, nuestra prioridad con la zona será fortalecer y consolidar las relaciones bilaterales políticas con los principales países de Asia-Pacífico. Así como con las principales organizaciones regionales como ASEAN, con quien tenemos previsto firmar un Tratado de Amistad y Cooperación.
Nuestros ciudadanos en el centro
El tercer eje que debe presidir nuestra actuación siempre es situar a los ciudadanos y ciudadanas españoles en el centro de nuestra acción. Por el peso específico de la ciudadanía española residente en el exterior: hay tres millones de ciudadanos inscritos en nuestros consulados. Hay que dar respuesta a sus necesidades, a sus preocupaciones legítimas, a las situaciones de emergencia o necesidad de que puedan ser víctimas, porque es a ellos a quien representamos.
Proteger a los ciudadanos españoles es lo que hicimos en Afganistán: evacuando a los españoles y colaboradores afganos: 2.918 personas. Es lo que hicimos en Ucrania, evacuando a 142. Es lo que hicimos en Sudán: sacando desde Jartum a 180. En Níger, donde evacuamos a 74, y desde Israel viajaron a Torrejón en octubre 429 ciudadanos. En noviembre, salieron de la Franja de Gaza 187 personas gracias a la intervención de España. Y lo seguiremos haciendo siempre que sea necesario.
La mejor noticia que pudimos recibir para finalizar 2023 y que da continuidad a otros procesos similares de protección de la vida de nuestros conciudadanos, que es nuestro primer mandato y nuestra primera razón de ser, fue la liberación de nuestro compatriota injustamente retenido en Irán.
Pero nuestra actuación en emergencias no ha sido la única en favor de nuestros compatriotas. En 2023 realizamos un gran esfuerzo para hacer efectivas las disposiciones de dos importantes textos legales: la Ley de Memoria Democrática y la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral que suprimió el voto rogado. En 2024, año de elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco, y de elecciones europeas, y en el que se seguirán tramitando nacionalidades, seguiremos trabajando por mejorar la atención a los usuarios de nuestra red de consulados.
Este año también vamos a continuar el proceso de transformación digital en el que está inmerso el Ministerio, para conseguir un servicio exterior moderno, eficaz y funcional que mejore la atención a las y los españoles.
Quiero resaltar, además, la labor en asistencia a mujeres españolas víctimas de violencia de género y a sus hijos, que es una de las prioridades de la protección y asistencia de los españoles en el exterior.
Esta asistencia forma parte, al mismo tiempo, de una de las políticas que es seña de identidad del gobierno y del servicio exterior de España: la Política Exterior Feminista. El año pasado conseguimos avances sustantivos en áreas como la captación de talento, la formación en igualdad, la presencia de mujeres en puestos de liderazgo y responsabilidad. Vamos a continuar trabajando y avanzando en igualdad.
España se ha consolidado en los últimos años como un país de referencia en Política Exterior Feminista. Hemos incrementado los recursos financieros destinados a la igualdad de género, así como la AOD. En noviembre presenté ante el consejo de ministros nuestro Plan de Acción 2023-2024 de Política Exterior Feminista y hemos situado la promoción de mujeres a puestos de toma de decisiones en nuestro servicio exterior como una prioridad. Me he reunido con María Fernanda Espinosa y Susana Malcorra, representantes de Global Women Leaders y partícipes del Grupo Asesor de alto nivel para la Política Exterior Feminista y tuve ocasión de trasladarles de nuevo nuestro compromiso firme con ese objetivo compartido de aumentar la participación de mujeres en nuestra política exterior y nuestra carrera diplomática. Un objetivo que estamos cumpliendo: en las dos últimas promociones ha habido más mujeres que hombres, por primera vez.
Avanzar en igualdad y justicia social, proteger el bienestar, la integridad e incluso la vida de nuestros conciudadanos debe ser siempre nuestra primera norma. Los españoles tienen que saber que están en las mejores manos. •