No es fácil prever el rumbo que Rusia adoptará: pro o antioccidental. Su verdadero interés reside en la integración en la economía mundial. Las generaciones más jóvenes ya no están empantanadas en la nostalgia de la hegemonía soviética y han surgido una clase empresarial y una nueva raza de políticos a los que preocupa más la calidad de vida que la grandeza imperial.