“No creo que vaya a haber una guerra civil en Siria. No hay que usar las armas en un conflicto cuyos objetivos son democráticos. Se trata de un error estratégico”.
Michel Kilo, escritor e intelectual sirio, colabora en reconocidos diarios árabes y panárabes como As Safir o Al Quds al Arabí. Oriundo de Latakia, al igual que los Assad, firmó y lideró la Declaración de Damasco de 2005, donde un grupo de opositores pedían la apertura del régimen y la normalización de las relaciones con Líbano. Su firma le valió tres años y seis días en la cárceles. “Un general me invitó a tomar un café a apenas 300 metros de mi casa. Llegué, se levantó y leyó un papel que decía: la institución de seguridad siria le arresta por trabajar contra el régimen. Fue muy cómico”.
A sus 71 años, Michel Kilo representa, junto a figuras como Fayez Sara o Georgette Atiyah, una generación de intelectuales cuya oposición al régimen les ha llevado a alternar entre periodos de diálogo a estancias entre rejas. Desde el comienzo de las revueltas el pasado 15 de marzo, las protestas en Siria han tomado un cariz más violento al tiempo que la comunidad internacional y regional han abandonado su postura inicial de prudencia para abogar por una condena rotunda e imponer sanciones contra el régimen de Bashar al Assad…