China e India mantienen importantes diferencias, pero tienen también intereses comunes. Por un lado, ambos países tienen una fuerte dependencia exterior de recursos energéticos. Por el otro, padecen un grave problema de terrorismo de fuerte componente islámico.
China e India, que comprenden un tercio aproximadamente de la población mundial, son los máximos exponentes, por su dimensión, de uno de los mayores cambios estructurales que está experimentando la economía internacional: el auge y crecimiento de los mercados emergentes.
Como puede verse en el cuadro 1, China era en 2014 la primera economía del mundo en tamaño (medido en PIB en paridad de poder de compra). Y su distancia sobre el resto de las economías se ampliará en las próximas décadas, según las proyecciones del estudio The World in 2050 realizado por PwC y que se ha convertido en una referencia básica sobre proyecciones de la economía internacional.
India era la tercera economía del mundo en el mismo año, y se convertirá en la segunda en 2050 –aunque a gran distancia de China. En este año 2050, cuatro de las cinco mayores economías del mundo serán países emergentes –con Indonesia y Brasil incorporándose al grupo de las cinco mayores economías. Se trata de proyecciones, basadas en extrapolaciones hacia el futuro de las tendencias recientes, sujetas por tanto a los imponderables de crisis, conflictos, incluso guerras, que pudieran producirse.
En todo caso, las cifras recogidas en los cuadros 1 y 2 ponen de relieve la enorme diferencia entre las dos economías de los gigantes asiáticos. En 2013, el PIB chino era cinco veces el indio, así como el per cápita, más de cuatro veces superior al de India. El origen de esta gran distancia entre una y otra economía se halla en el espectacular crecimiento registrado por la economía china en las últimas…