Diez años después de su desvinculación del bloque socialista, Cuba se debate entre el deseo de asegurar una continuidad a su peculiar régimen político y la necesidad de adaptarse a un nuevo orden social que permita ofrecer expectativas a una población que, cada vez más, tiene como puntos de referencia los modelos económicos occidentales. Cuba aspira a ocupar un puesto relevante en la zona del Caribe, donde su potencial de crecimiento le permitiría adquirir una posición de liderazgo.