Las agencias de calificación son una opinión regulada, lo cual no deja de ser complejo, pero ni son tan malas como las pintan, ni tan buenas en sus diagnósticos como para estar impuestas por el regulador. Los mercados y sus analistas son responsables de sus propias decisiones.
Hay que reconocer que las agencias de rating con esta crisis han adquirido un protagonismo acusativo como si fueran casi las generadoras de la propia crisis. A mi juicio no son nada más que una opinión que el mercado tomará como cierta o falsa, según considere conveniente.
Estas entidades nacieron en Estados Unidos para dar calificación independiente del riesgo que existe de que una empresa, organismo publico o país no pueda hacer frente al pago de las obligaciones futuras derivadas de una emisión de valores de renta fija…