Hay que pasar a una economía de cero emisiones. Sabemos lo que hay que hacer y podemos hacerlo ya. El mundo cuenta con la tecnología y los recursos financieros necesarios. Sobre el diagnóstico del cambio climático y las soluciones se ha alcanzado un consenso global inimaginable hace una década, afirma Connie Hedegaard en estas páginas. El siguiente paso es cómo hacer posible lo que para Adam Tooze no es una revolución, sino una modernización verde no más difícil que la transición de la sociedad agrícola a la industrial.
Los ciudadanos están globalmente convencidos de que la sostenibilidad, la preservación del medio ambiente, es la prioridad pese a que la agenda internacional esté cargada de conflictos. La concienciación climática va muy probablemente de la mano de la búsqueda de un sistema internacional diferente, con un nuevo reparto de las cartas del poder.
¿Quién alcanzará antes la neutralidad de emisiones? ¿Cómo será el crecimiento de las economías verdes? ¿Qué tipo de inversión se producirá y quién la realizará? ¿Cómo consumiremos? ¿Qué mercado de trabajo surgirá? ¿Cómo cambiará la universidad, el turismo, el ocio? ¿Quién dominará las tecnologías verdes y cuáles serán las materias primas esenciales? Las respuestas a estas preguntas irán diseñando el mapa del poder verde y su geopolítica.
Como advierte Laurence Tubiana, las batallas políticas de Europa se libran en la actualidad por el coste de la transición. Aquí los Estados tendrán que demostrar que son capaces de llevar a cabo la transición ecológica y actuar como aseguradores de última instancia de los ciudadanos más vulnerables, explican Toni Roldán y Natalia Collado. La Unión Europea ha mantenido viva la cuestión del clima durante décadas a nivel internacional, y apuesta por tener un papel central en el mundo que surja de la descarbonización. Los populistas de derechas, sin embargo, quieren replantear la agenda promovida por la UE y traducirla a su discurso nacionalista, escriben Kristina Kurze y Thomas Hoerber.
Prácticamente ningún asunto internacional será ajeno al “poder verde” que ocupa buena parte de este número de POLÍTICA EXTERIOR. ●